De Soraya a Ester
Y, pese a todo, uno se alegra mucho por Ester Muñoz, que lo dejó todo por la política antes de que la política le pagara nada, y que en esas meritocracias de partido ha sobrevivido, por ejemplo, a las cornadas de Teo García Egea

Ignacio Peyró: "De Soraya a Ester"
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Madrid
Los fines de semana debiera pararse el mundo, pero este fin de semana los periodistas políticos van a hacer más horas extra que los mecánicos de Adif. Al menos, la crónica política volverá a ser un reflejo notarial de las pasiones humanas: dolor y aturdimiento en el Comité Federal del PSOE, mediodía de euforia en el Congreso del PP.
En Ferraz hay quien se pregunta cuántas páginas le quedan al Manual de Resistencia. En Génova hay quien se irá a dormir pensando qué nombre cuqui poner a su Secretaría de Estado. Sometidos a la tiranía de las expectativas, quizá sigamos en la ansiedad de este empate hasta 2027.
Este fin de semana, el PSOE está obligado a la sorpresa: uno de esos triples que Sánchez lanza, cuando suena la bocina, en el último segundo. A falta de la pedrea de algunos cargos, el PP, por su parte, llega a su cónclave sin sorpresas: los nombramientos de Miguel Tellado y Ester Muñoz eran tan previsibles como un España-San Marino.
Y, pese a todo, uno se alegra mucho por Ester Muñoz, que lo dejó todo por la política antes de que la política le pagara nada, y que en esas meritocracias de partido ha sobrevivido, por ejemplo, a las cornadas de Teo García Egea. Algo bueno tendrá una persona, en fin, que fue jefa de gabinete de Carlos Floriano y no se ha abandonado al fentanilo.