Qué ocurrirá tras la pausa arancelaria de Trump: acuerdos comerciales o vuelta a las tarifas de abril
La interrupción impuesta por el presidente norteamericano culmina el próximo 9 de julio

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una imagen de archivo. / KENT NISHIMURA / POOL (EFE)

Madrid
Apenas quedan tres días para que se cumpla la fecha límite impuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la pausa arancelaria. Una pausa que expira el próximo 9 de julio y para la que, hasta ahora, apenas se había anunciado un plan a seguir a partir de dicha fecha.
Sin embargo, este domingo, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, ha anunciado en la CNN que el presidente Trump informará a cada país que, de no haber un acuerdo comercial para el 1 de agosto, restaurará los aranceles impuestos en abril.
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"Las próximas 72 horas van a ser agitadas", ha reconocido Bessent a la cadena de televisión norteamericana. "En las cartas diremos que si ustedes no aceleran la situación, el 1 de agosto volverán a su nivel arancelario del 2 de abril", ha asegurado.
Una declaración que, no obstante, no ha desarrollado el secretario del Tesoro, que no ha especificado qué ocurrirá exactamente el próximo día 9. "El 1 de agosto es cuando va a comenzar a suceder (la restauración de los aranceles). Y si quieren acelerar la situación, estupendo. Y si quieren regresar al arancel original, ustedes deciden", ha señalado.
Bessent ha querido matizar, además, que esta nueva fecha del 1 de agosto no supone "una nueva fecha límite", aunque sí se ha mostrado optimista con los acuerdos comerciales. "Creo que vamos a ver muchos acuerdos dentro de muy poco", ha asegurado.
Vuelta al "Día de la Liberación"
De no llegar a estos acuerdos, y tal y como ha dicho Bessent, se retomarán los aranceles del 2 de abril. Ese día, fecha que Trump denominó "Día de la Liberación", el mandatario anunció nuevas tasas arancelarias "recíprocas" para socios comerciales clave de EEUU, con gravámenes que en algunos casos alcanzan el 50 por ciento.
En conjunto, estas tasas fueron las más altas que el país ha aplicado a productos extranjeros en más de un siglo. Los economistas rápidamente alertaron sobre una recesión que afectaría no solo a ciertos países, sino al mundo entero.