Fito Páez: "En el mundo hay un castigo hacia un progresismo y unas políticas de izquierda que fracasaron"

En una entrevista en el programa En clave de Rhodes de la SER, el músico argentino Fito Páez abordó temas que van desde la política global hasta la condición humana, pasando por el arte, la guerra y el fracaso de las utopías.

Durante la entrevista, Páez criticó duramente la desconexión entre las élites políticas y las necesidades reales de la población: "Cuando una gobernación piensa que la macroeconomía y el mercado cripto van a resolver los problemas de la gente, eso no es real. Ahí hay una vulgaridad en esa toma de posición", afirmó. Para el artista, muchas figuras de poder son "muñecos" colocados por intereses económicos que no representan al pueblo: "Ellos cobran su sueldo y después se van. El dinero queda para quienes los pusieron ahí".

El músico rosarino también expresó su preocupación por el avance de la extrema derecha y el retroceso de las ideas progresistas: "Hay una tendencia general, como un castigo, hacia un progresismo y unas políticas de izquierda que fracasaron". Sin embargo, no lo dijo desde el resentimiento, sino desde una mirada crítica y autocrítica: "Claro que fracasaron. Pero eso no significa que la alternativa sea mejor".

Páez, que a lo largo de su carrera ha sido una voz comprometida con causas sociales y políticas, planteó dos posibles futuros para la humanidad: "O vamos barranca abajo definitivamente, o quizás dentro de 200, 300, 400 años se vuelva a un humanismo posnuclear, donde se recupere lo mejor de la condición humana". En ese sentido, reflexionó sobre la posibilidad de que la humanidad necesite tocar fondo para redescubrir su esencia: "A lo mejor el ser humano tendrá que aniquilarse completamente para decir: 'Ah, mirá lo que hicimos… matamos a todos'".

La entrevista también dejó espacio para la música y la creación artística. Páez habló de su nuevo disco Novela, una obra conceptual de 25 canciones que, según él, "es como una película sonora" y que representa una síntesis de sus obsesiones estéticas y filosóficas. La música sigue siendo un refugio, pero también una forma de resistencia", dijo.