Hacer la maleta perfecta es muy sencillo: menos, es más
Según la experta en organización de la empresa Atelier del Orden, el equipaje adecuado para viajar no es el que va lleno, sino el que lleva solo lo necesario, bien planificado y de forma eficiente
¿Existe la maleta perfecta?
En un mundo donde la tendencia es llenar hasta el último rincón, María Leaniz recomienda lo contrario: elegir el tamaño más reducido posible y dejar al menos un 10% libre para futuras compras. ¿El tipo ideal? “Depende del viaje. Las rígidas protegen más, pero las flexibles son más versátiles y permiten mayor capacidad”, aclara. ¿Podemos conseguir la maleta perfecta para nuestros viajes? “Es posible. La maleta perfecta es la que está bien planificada y resulta cómoda para la persona”, explica la organizadora.
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Lo imprescindible y lo prescindible
Hay elementos que no deben faltar en ninguna circunstancia: la medicación, las gafas, la ropa interior, los diferentes artículos básicos de higiene, cargadores varios para nuestros dispositivos electrónicos y la ropa adecuada. El calzado, señala María, debe reducirse al mínimo imprescindible, no hace falta llevar tres zapatillas diferentes si una ya nos sirve para todos los terrenos.
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En cambio, los clásicos “por si acaso” deberán quedar fuera. “Son reflejo de inseguridades y miedos, o de una idealización excesiva del viaje”, advierte. Para evitarlos, sugiere hacer una lista que tenga en cuenta factores como la duración del viaje, el clima, las actividades previstas y la mentalidad del viajero.
Menos peso, más conciencia
Elegir una maleta más grande de lo necesario también tiene consecuencias medioambientales. “Cuanto más grande y pesada, más recursos consumimos: desde los materiales hasta el combustible en el transporte”, apunta Leaniz. Un equipaje más ligero no solo es más cómodo, sino también más sostenible.
A la hora de elegir qué llevar, la versatilidad es la clave. María recomienda aplicar la regla del “3 por 1”: por cada prenda inferior (pantalón o falda), llevar tres superiores (camisetas, camisas, etc.). Y, sobre todo, pensar en llevar conjuntos, no en prendas individuales que nos gusten porque nos dificulta el saber qué ponernos y acabamos llenando la maleta. Si el destino ofrece acceso a lavadora, eso permite reducir aún más la cantidad de ropa.
Respecto al orden, el criterio es claro: “lo más pesado y voluminoso debe ir abajo, para estabilizar la maleta. Si el viaje tiene varias paradas, lo primero que vayamos a necesitar debe colocarse en la parte superior”, nos explica María Leaniz.
¿Cómo doblar la ropa?
Leaniz también repasa la evolución de las técnicas de doblado. Primero fue el apilado clásico, como “una lasaña”, después llegó el doblado vertical (un pliegue extra al doblado clásico y colocado de pie) y el enrollado, que permite ahorrar espacio. “Se usa mucho el rollito, pero ahora muchas personas están volviendo al apilado en capas”, comenta la experta.
En los últimos años, los organizadores de maletas, bolsas con cremalleras para clasificar ropa y objetos, se han vuelto muy populares. “Dan mucha paz cuando están bien ajustados”, asegura María. Pero advierte que, “si se abusa de ellos, pueden ocupar demasiado espacio y dificultar el acomodo de objetos más irregulares como un secador de pelo”.
Hacer la maleta perfecta no se trata de meter más, sino de pensar mejor. Menos peso, menos estrés, más libertad. Y como en muchas otras cosas de la vida, la clave está en la planificación.