Del bocadillo de panceta a los churros de medianoche: el catálogo de dietas absurdas
El relato entre la ironía y el agotamiento de una mujer que ha probado (casi) todo para adelgazar

Del bocadillo de panceta a los churros de medianoche: el catálogo de dietas absurdas
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Cada verano, con la llegada del calor y la ropa ligera, se activa un viejo ritual: la operación bikini. Y con ella, un desfile de dietas tan creativas como inverosímiles. En el programa Código de Barras de la SER, se ha abordado este fenómeno con una mezcla de humor y crítica, a través del testimonio de Nieves, una mujer de 58 años que lleva, según sus propias palabras, "toda la vida a dieta".
"Siempre fui la típica chica gordita", cuenta Nieves. Su primera dieta fue la del puré, "repulsivo", recuerda. "Pasabas un hambre tremendo y a partir de ahí ya nunca en la vida logré bajar del todo. Bajo y subo, soy como un chicle", dice con resignación. Su historia es la de muchas personas atrapadas en el ciclo del llamado "efecto yo-yo".
Entre las dietas más recientes que ha probado está la del vinagre: "Te levantas, tomas agua con vinagre y empiezas todas las comidas con cebolletas, pepinillos o aceitunas. A mí me encanta porque me permite pedir aceitunitas en el bar antes de la cervecita", bromea. Pero reconoce que es un disparate más en una larga lista.
También ha experimentado con el ayuno intermitente, aunque a su manera: "Me tomo unos churros a las doce de la noche y no como hasta las doce del día siguiente. ¡Una maravilla!". Y no falta la mítica dieta del bocadillo, que en su versión más castiza incluía panceta. "Había un médico en Alcobendas que la recomendaba. Dejabas cuatro kilos y luego te ponías morada", recuerda entre risas.
Pero más allá del humor, el testimonio de Nieves pone sobre la mesa una realidad preocupante: muchas de estas dietas no solo son ineficaces, sino que pueden ser peligrosas. "La dieta intermitente, por ejemplo, no debería superar las 12 horas de ayuno diario, y solo en casos puntuales se puede extender a un día completo", advierten los expertos consultados en el programa. Además, en personas con trastornos de la conducta alimentaria, este tipo de prácticas pueden agravar los síntomas.
La historia de Nieves, contada con humor y honestidad, es también una llamada de atención: la salud no puede depender de modas pasajeras ni de soluciones mágicas. Porque, como ella misma reconoce, "al final, ninguna de estas dietas me ha quitado la ansiedad".




