El ejemplo de picaresca española que derivó en una de nuestras expresiones más populares: así nació el "mucho ruido y pocas nueces"
Un saco de nueces permitió la conquista de la ciudad de Amiens

El ejemplo de picaresca española que derivó en una de nuestras expresiones más populares: así nació el "mucho ruido y pocas nueces"
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Madrid
David Botello ha vuelto una semana más a El Faro de la Cadena SER para contarnos todo tipo de curiosidades históricas que animarían cualquier sobremesa. En esta ocasión, el divulgador nos ha explicado uno de los orígenes de la expresión "mucho ruido y pocas nueces". Porque, al ser una expresión que data del siglo XVI, existe más de una teoría acerca de esta frase que ha llegado hasta nuestros tiempos. Porque, a pesar de que suelas utilizarla en tu día a día para referirte a esas cosas a las que se les concede mucha importancia cuando realmente no la tienen, es bastante probable que no sepas qué hay detrás de esta expresión tan característica de nuestro idioma.
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Mientras que algunos creen que la utilizamos a raíz de obras literarias de William Shakespeare como Much Ado About Nothing, que se puede traducir al castellano como "mucho ruido y pocas nueces", otros apuntan a la batalla de Amiens: "Agárrate que viene batallita. Estamos en la Francia de 1597. Los tercios españoles están de gira intentando conquistar la ciudad de Amiens. Han rodeado la ciudad, pero Amiens resiste y se defiende. Es un hueso duro, digamos que están ahí secos de defenderse, como la cáscara de una nuez". La ciudad parece inquebrantable hasta que, de pronto, aparece un tal Hernán Tello de Portocarrero con un plan que a la postre acabaría siendo fundamental para la conquista del lugar.
El plan de Hernán Tello
En declaraciones a la Cadena SER, David Botello explica que Hernán Tello de Portocarrero era un capitán muy astuto que no dudó en recurrir al engaño para poder así doblegar a sus adversarios: "Decidió disfrazar a 16 soldados de campesinos franceses. Les dio unas manzanas, unas nueces y un carro de heno, creando así una imagen que parece que recién salida de un cuadro flamenco, y los manda a la puerta de Amiens. Tras ver llegar a los soldados, que recordemos estaban disfrazados de campesinos, los guardias franceses les dejaron pasar.

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Con el objetivo de avisar al resto de las tropas, uno de los Tercios dejó caer un saco de nueces de forma aparentemente accidental. En ese momento, y dado que los guardas franceses no tenían ni idea de lo que estaba pasando, estos se acercaron a recoger las nueces junto a los soldados españoles: "Las nueces empiezan a rodar y los franceses, por echar una mano o porque no habían visto un fruto seco en semanas, se tiran al suelo a recogerlas y ahí... zas".
La batalla de la astucia
La guardia francesa estaba completamente distraída con el plan de Hernán Tello de Portocarrero y los soldados españoles aprovecharon esta situación para sacar las espadas del carro de heno: "Entonces se lían a espadazo limpio, abren la ciudad como si fuera una nuez, esperan al resto del ejército y entonces consiguen la rendición de Amiens". Una batalla sorprendente que, con el tiempo, derivaría en esta expresión que se ha trasladado hasta nuestros días.
Una historia fascinante que, sin embargo, no le ha gustado ni un pelo a Julia Molina: "Me está pareciendo feísima esta historia. Me parece de traicioneros, un poco fea". Pero David Botello ha ido un paso más allá: "Son más bien astutos. Y la astucia siempre ha tenido mucho valor en la guerra. Los Tercios, con pocas nueces, hicieron mucho ruido. Tanto, que la batalla de Amiens ha pasado a la historia del engaño militar, el de unos frutos secos que ganaron una guerra a golpe de distracción, a palo seco".

David Justo
(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología que aborda la vida digital desde otro punto...




