"Se me cayó el pelo y me daban ataques de pánico": el control obsesivo por la alimentación saludable que promueven muchos contenidos en redes

Madrid

"Dedicaba mucho tiempo a mirar etiquetas, a estudiar cada ingrediente y a planificar los menús y comidas desde un control absoluto", argumenta Mónica, "lo peor es que si todo esto no lo cumplía me generaba mucha ansiedad". Ella es nutricionista y reconoce que le "costó más detectar qué le ocurría por ser una persona muy perfeccionista y por las altas expectativas sobre una profesional que debe cuidar al máximo su alimentación".

Mónica comenzó hace 8 años a "sentir culpa" si comía algo que no controlaba: "Dejé de ir a comidas o cenas, incluso, intentaba influir en mis familiares o amistades para que cocinaran lo que yo quería". Pero ese control obsesivo acabó pasándole factura tanto a nivel físico como social: "Se me retiró la menstruación por el estrés al que sometía al cuerpo. Desarrollé hipertiroidismo, se me caía el pelo y tenía las uñas muy débiles. Lo que me hizo tomar consciencia, aunque me costó mucho tiempo asimilarlo, fue los ataques de pánico que sufrí". A todo esto, añade la pérdida de vínculos sociales y de espontaneidad.

A esta rigidez en la relación con la comida se le conoce como ortorexia nerviosa. Aún no está reconocida en los manuales diagnósticos de enfermedades mentales, pero algunos estudios científicos la sitúan como una derivada de trastornos obsesivos compulsivos o como antesala de trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia.

El psicólogo Robin Rica Mora explica que "no es una entidad de la que se sepa demasiado y su propia conceptualización es controvertida". Indica que normalmente la presentan personas que solo pueden comer alimentos ecológicos o que estén muy seguras de que no han sido tratados con determinado componente en el proceso de elaboración: "Por así decirlo, solo comen ingredientes puros".

Dificultades para mantener una relación "sana" con la comida

Este aspecto es el que impedía a Mónica tener una relación "sana" con la comida: "Además, esto se retroalimentaba con una sociedad que machaca con la idea de que tener una alimentación perfecta es sinónimo de éxito". En esto último hace hincapié Bárbara Tena, nutricionista y miembro del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana, que apunta a los contenidos de las redes sociales que se erigen como fórmulas mágicas para conseguir unos estándares corporales poco realistas e idealizados: "Para poder parecerme a esa persona que me aparece en esas publicaciones que me gusta su cuerpo, aparte de cambiar el estilo de ropa o hacer un deporte que nunca te habías planteado, surge el control por la comida".

Por otro lado, la nutricionista advierte de los riesgos de abusar de suplementos nutricionales: "La persona que se preocupa muchísimo por que sea todo perfecto intenta suplementarse para cubrir todos los requerimientos nutricionales de manera perfecta. Cuando se excede, sufre graves consecuencias para al hígado, el corazón, puede provocar migrañas. Al final es meter al cuerpo vitaminas y minerales innecesarios". Por esa razón, recuerda que siempre debemos consultar a un profesional si queremos cambiar o mejorar nuestros hábitos de alimentación.

Por último, Rica Mora recuerda que "debemos comprender que la salud y la relación sana con la comida ha de ser variada, flexible, suficiente, disfrutable y social". Mónica, que es muy activa en redes sociales y visibiliza su experiencia, puntualiza que "la salud no está en el control ni en la perfección, sino en el equilibrio".

Aumenta la ortorexia y vigorexia en población adolescente

"Hicimos unos cuestionarios a casi 300 adolescentes en institutos valencianos por los que hemos pasado y muchos reconocieron que habían comenzado una dieta. En concreto, el 35,7%. La mayoría no quiso especificar el motivo por el que la comenzó", señala Bárbara Tena. La nutricionista apunta a que el ecosistema digital, donde la presión estética es tan severa, lleva a que reproducir los cánones corporales imposibles sea razón para desear controlar la alimentación: "El problema es cuando lo hacen sin tener información de un profesional y preguntan a ChatGPT cómo bajar de peso o tener el cuerpo perfecto".

Otra conclusión del informe "Percepción del riesgo de TCA en población adolescente", del que es autora Tena, es que 1 de cada 4 encuestados entre 12 y 18 años considera que es normal perder más de 4 kilos en un mes. El 13% de ellos y ellas asegura haber consumido suplementos para perder peso.