Un taxista cuenta cuál ha sido la comida más extraña que ha tenido que probar dentro de su vehículo

Madrid

José Luis Alonso lleva décadas recorriendo las calles de Madrid como taxista. A lo largo de los años ha acumulado infinidad de anécdotas, muchas de ellas relacionadas con algo tan cotidiano como la comida. En el pódcast ¿Cómo comes?, dirigido por la química y nutricionista Ángela Quintas, Alonso se sincera sobre su alimentación diaria y las costumbres, a veces insólitas, de otros conductores.

"Normalmente yo no llevo nada para picar", explica José Luis, mientras repasa las jornadas maratonianas al volante. Aunque asegura que él no suele comer dentro del taxi, reconoce que no siempre es posible hacer una pausa para sentarse tranquilamente a la mesa: "Bueno, pues de todo. Yo en particular normalmente no he comido en el taxi, muchas veces…".

Sin embargo, las limitaciones del trabajo —como los turnos prolongados y la dificultad para encontrar un momento de descanso— obligan a improvisar. Alonso relata cómo algunos de sus compañeros optan por soluciones inesperadas, casi de supervivencia: "Pero compañeros, sé que se llevan una lata de judías o de garbanzos, que se pueden calentar en estas tarteras que son eléctricas… y bueno, comen caliente".

Pero no todo es comida traída desde casa. En puntos estratégicos de la ciudad, como el aeropuerto, también hay opciones para reponer fuerzas. "Luego, en la parada del aeropuerto venden bocadillitos", cuenta Alonso. "Cuando estás esperando la cola de los viajeros que llegan, hay mucha gente que va a comer allí".

Más allá de la anécdota, la conversación con Ángela Quintas pone el foco en un tema que a menudo pasa desapercibido: cómo se alimentan quienes tienen trabajos sin horarios fijos o con rutinas cambiantes. El caso de los taxistas es paradigmático: pasan largas horas sentados, con poco margen para moverse o elegir qué comer.