Un nuevo hallazgo reescribe por completo la historia de Pompeya: así fue la ciudad alternativa que surgió de los escombros y las cenizas
Los vecinos y vecinas de la localidad vivieron de forma precaria entre las ruinas de la ciudad
Varias personas caminan entre las ruinas de Pompeya. / Maremagnum
Madrid
La ciudad de Pompeya fue reocupada tras la devastadora erupción del volcán Vesubio en el año 79 después de Cristo. Hasta la fecha se pensaba que la ciudad quedó completamente abandonada tras el desastre que acabó con la vida de entre 1.500 y 2.000 personas. Si bien había algunas teorías que apuntaban a que podría haber sido reocupada, las huellas que confirmaban estas teorías fueron, en muchos casos, eliminadas. Sin embargo, un nuevo hallazgo en el yacimiento Insula Meridionalis, el barrio sur del antiguo centro urbano de Pompeya, han revelado evidencias de que algunos de los más de 20.000 vecinos y vecinas que pudieron escapar de la ciudad volvieron a sus respectivas casas ante la imposibilidad de comenzar una nueva vida en otras ciudades del imperio romano.
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Así lo ha dado a conocer el Parque Arqueológico de Pompeya a través de un comunicado publicado en sus respectivas redes sociales, donde revela que algunos de los supervivientes - así como personas sin hogar atraídas por la posibilidad de encontrar objetos valiosos— regresaron a vivir entre las ruinas de lo que un día fue una de las grandes ciudades del imperio romano. Una reocupación, completamente informal y precaria, que se mantuvo hasta el siglo V después de Cristo, cuando otra erupción, conocida como la de Pollena, provocó el abandono definitivo de la zona.
Así era la vida en la Pompeya postapocalíptica
Según cuenta el director del Parque Arqueológico, Gabriel Zuchtriegel, la vida en la nueva Pompeya no tenía nada que ver con la anterior. Los vecinos y vecinas que volvieron a la localidad vivían en los pisos superiores de las casas aún visibles, sobre las cenizas. Mientras tanto, los niveles inferiores se utilizaban como sótanos, cuevas o incluso talleres improvisados en los que se podían encontrar hornos o molinos. De esta manera, los vecinos y vecinas trataban de ganarse la vida en una ciudad completamente devastada que carecía tanto de infraestructura como de servicios.
El ingeniero aragonés que descubrió Pompeya
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Aunque el emperador Tito hizo todo lo que estuvo en su mano para refundar la ciudad y redistribuir los bienes de los fallecidos, la recuperación no fue tan exitosa como se esperaba. De ahí que Pompeya nunca volviera a ser un centro urbano vital y que se quedara como un asentamiento provisional. En palabras del propio director, la refundación de Pompeya no fue un fracaso. De hecho, continúa hasta la tardía edad imperial. Pero tampoco fue un éxito porque ya no era una ciudad verdadera, sino las ruinas del esqueleto de una ciudad.
Una ciudad de supervivientes
De esta manera, la vida en Pompeya después de la erupción se convirtió en una lucha precaria por la subsistencia entre las ruinas de la antigua ciudad: "Se excavaba en el subsuelo con la esperanza de recuperar objetos preciosos, herramientas o materiales. De vez en cuando, se encontraba una víctima, o el cadáver de un animal en descomposición".
Por lo tanto, no se puede considerar una refundación organizada. En este caso hablamos de algo mucho más improvisado que permitió a decenas de familias sobrevivir en un escenario completamente devastador.
David Justo
(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología que aborda la vida digital desde otro punto...
