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Sociedad

El turismo de estrellas se dispara en España

Según datos de la Fundación Starlight, se estima que en nuestro país el astroturismo ha crecido hasta un 300% en la última década

T5 | E49 Astroturismo, juegos de mesa y mendigram

Los cielos oscuros, los mejores para la observación astronómica, se están convirtiendo en un atractivo turístico cada vez más valorado. Según datos de la Fundación Starlight, se estima que en España el turismo asociado a la observación de las estrellas, el astroturismo, ha crecido hasta un 300% en la última década. Es una opción que marida: ciencia, naturaleza, gastronomía, cultura y la calidad de sus cielos.

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La Diputación de Ávila, a través de la marca Stellarium, ha creado la figura del dinamizador astronómico. Son personas vinculadas con el turismo o el desarrollo rural que reciben una formación general, no en astronomía pura, para que organicen actividades relacionadas con la observación del cielo a sus clientes. En toda la provincia hay una amplia red de miradores astronómicos, más de 50. Son unas plataformas de hormigón de 10 metros de superficie acondicionadas con bancos de piedra para que si llevas instrumentos puedas desarrollar la observación de manera adecuada.

Roberto Rodríguez Pindado, director de Stellarium, nos cuenta que además de la formación de agentes turísticos o de la creación de miradores es fundamental reducir la contaminación lumínica. "Se trata de desarrollar el turismo de estrellas pero también hay que proteger la biodiversidad. Si reducimos la contaminación ayudamos a que las aves migratorias que emprenden su vuelo en países escandinavos y van hacia África lleguen a su distinto porque ellas se guían por las estrellas. Si inundamos el cielo de luces artificiales no llegarán a esas latitudes. Además, también tiene que ver con la salud humana. Estar expuesto a una luz intrusa excesiva afecta a nuestra salud".

Stellarium trabaja con los municipios para conseguir cielos más oscuros que nos permitan ver las estrellas, sigue explicando Rodríguez Pindado. Y no estamos reinventando la rueda, hacemos lo que hacían nuestros antepasados, esa luz es la misma que veían nuestros ancestros. Ellos ya disfrutaban de un cielo oscuro y empleaban ese conocimiento para cultivar la tierra y orientar sus construcciones, por ejemplo. Se trata, añade, de volver a mirar hacia las estrellas.

Esa noche, asistimos a la primera clase práctica del curso de formación de dinamizadores astronómicos. Nos citaron en un campo de golf abandonado a unos 6 kilómetros de Arévalo. La primera observación fue a "ojo desnudo", es decir, sin ningún aparato entre nuestra mirada y el cielo. Nos guiaba Ángel Pérez Garcinuño que con un láser verde iba señalando las estrellas, las constelaciones y la vía láctea. Vimos también el paso de satélites artificiales que el hombre ha lanzado al cosmos y hasta el de las estaciones espaciales. Primero llegó la China, la Tiangong, y poco después la Internacional ocupada en este momento por siete astronautas.

Cristina Reacio, de Stellarium, una de las ponentes de este curso fue quien respondió a la pregunta de por qué vale la pena mirar al cielo: "Mirar al cielo tiene significado para el ser humano a lo largo de todas las civilizaciones. Desde un punto de vista científico, nosotros somos parte de ese cielo, somos la evolución del hidrógeno de 13.800 millones de años, lo que hay allí arriba somos nosotros.

Nuestra especie ha podido sobrevivir a base de observar el cielo, nuestros antepasados hace 200.000 años mirando el cielo fueron capaces de determinar el tiempo, las estaciones, el calendario necesario para desarrollar la agricultura. ¿Cómo llegó Colón al nuevo mundo sino observando el cielo? Somos lo que somos hoy por el desarrollo tecnológico, pero el conocimiento que tenemos proviene en gran parte de la observación del cielo. Incluso para explicar qué es la vida tenemos que mirar al cielo.