Monasterio Festival: música, talleres y hasta una comida popular al lado del Pantano de San Juan

Madrid

El músico Óscar Trujillo llevaba años soñando con un festival en su pueblo. En concreto, en las ruinas de un monasterio del siglo XII, justo al lado del pantano de San Juan. Imaginaba a artistas famosos en un escenario entre la naturaleza pero también a músicos emergentes, compañeros, que considera que tiene que conocer todo el mundo. En su cabeza estaba la idea de que el festival no fuera muy masivo y le parecía precioso que su madre dirigiera una comida popular para todos los asistentes. Todo eso se hará realidad los próximos 12 y 13 de septiembre en Pelayos de la Presa, a unos 60 kilómetros de Madrid en la primera edición del Monasterio Festival.

"Es un espacio verdaderamente hermoso. En la sierra oeste de Madrid, al lado del pantano. El monasterio, que fue el primero que se construyó en la Comunidad de Madrid, está a la entrada del pueblo, junto a un bosque precioso. Es como un oasis", describe Cristian Marano, productor musical, que se dejó liar por Óscar para organizar este festival. "Me lo contó y fue algo muy potente, muy mágico, así que le dije, vamos a lo loco y lancémonos", recuerda ahora.

El Niño de Elche encabeza el cartel y, aunque reconoce que él suele huir de los festivales, éste le pareció diferente: "Me gustan los pequeños, los recogidos, pero sobre todo porque son espacios donde se puede escuchar. En los festivales de gran magnitud, la atención del público está en otras cosas. En cambio, en este tipo de propuestas la dirección es sensible a una escucha mucho más profunda y concreta".

Más allá del ilicitano, entre la veintena de artistas que actuarán, seguramente solo Muerdo, Ombligo o pablopablo serán conocidos por el gran público. El resto son músicos de la escena independiente madrileña: "Nos parecía muy importante, dar un espacio a esos artistas y darles la posibilidad de tocar junto a los artistas más de primera línea. Músicos como Mateo Fargas, que es un artista que genera una emoción muy especial con muy poco. Como Juan Espiga o Ran Son, que son además integrantes de la banda de Club de Río, o como Naked Family, que son mis artistas preferidos", destaca Marano, convencido de que los asistentes van a salir del festival con grandes descubrimientos musicales.

El Niño de Elche también quiere disfrutar del festival también como espectador y parte de la filosofía de ese encuentro pasa por crear un ambiente muy familiar, donde los músicos se entremezclen con el público. Para propiciar esos encuentros, el sábado se celebrará una comida popular donde —como imaginó Óscar— su madre dirigirá y en la que el plató estrella será una receta de su abuelo.

A la música se sumarán otras propuestas como danza, pintura y un taller de producción musical y otro de arquitectura, de las que disfrutar entre bañito y bañito en el pantano. El camping del festival será el municipal que está durante todo el año, con bungalows de madera entre entre pinos: "Del camping al monasterio hay como 15 minutos andando: "En este recorrido te vas a encontrar un chiringuito bien bonito, te vas a encontrar la playa para bañarte... Creemos que en ese camping se va a generar una utopía", sigue soñando Marano. Lo que está claro es que es un plan perfecto para despedir el verano.