"Te asignan un niño que no es tuyo y te lo sientan encima": el vuelo más surrealista de África
El protocolo para acceder al avión nada tiene que ver con los que conocemos ahora

"Te asignan un niño que no es tuyo y te lo sientan encima": el vuelo más surrealista de África
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En SER Aventureros hemos contado historias de todo tipo, pero en el último episodio, José Antonio Ponseti ha pedido a Chema Rodríguez y a su equipo que llevase a los oyentes a los lugares o situaciones más cutres que han vivido. José Luis Angulo ha compartido una anécdota con el equipo que, más allá de cutre, ha rozado el surrealismo.
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El colaborador nos ha llevado a Zaire, hoy en día República Democrática del Congo, donde tomó un vuelo con la aerolínea nacional del país, Air Zaire, desde la ciudad de Kisangani a Kinsasa, la capital del país. "Puede ser que aterrice, puede ser que despegue, puede ser que no se estrelle", contaba entre risas Angulo, recordando la fama que se había ganado.
El protocolo para acceder al aeropuerto nada tiene que ver con los que conocemos ahora, con control de seguridad y revisión de billete y documentación. "Tuvieras o no tuvieras tarjeta de embarque era insignificante. Cuando se abría la puerta de la terminal, era como si abandonaras Vietnam, todos corriendo hacia el avión. Quien subía y se sentaba, eso que se había ganado", recordaba.

En el cómputo total de pasajeros no se incluían los niños, por lo que estos no tenían asiento asignado. Y eso a pesar de que, como es tradicional en la cultura africana, las mujeres tienen un gran número de hijos. "Los mayores nos sentábamos y te iban asignando niños y te los sentaban encima, fuero tuyo o no, te tocaba un niño", describía, entre risas.
Aunque las madres trataban de poner uno o dos en sus propias rodillas, Angulo cuenta que "sobraban niños a cascoporro", por lo que las azafatas iban repartiendo a los menores entre el resto de pasajeros, para que los llevasen encima. "Te lo llevabas en el vuelo sentado en tus rodillas, te miraba, se sonreía, se dormía encima de ti, te babeaba, es decir, era una cosa surrealista. Ha sido el vuelo más cutre y más divertido", explicaba, sobre el trayecto que duraba unas dos horas.




