El efecto placebo y su oscuro gemelo: el nocebo
La sugestión negativa puede alterar el metabolismo, generar malestar y activar mecanismos fisiológicos reales

El efecto placebo y su oscuro gemelo: el nocebo
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En el universo de los misterios científicos que aún desafían la comprensión humana, el efecto placebo ocupa un lugar privilegiado. Se trata de una reacción fisiológica provocada por la sugestión: una pastilla sin principio activo puede generar alivio real si el paciente cree en su eficacia. Es una prueba de que la mente tiene un poder insospechado sobre el cuerpo, capaz de activar mecanismos de curación sin intervención farmacológica real.
Pero lo que pocas veces se menciona es su reverso tenebroso: el efecto nocebo, donde la expectativa negativa puede desencadenar síntomas adversos, incluso sin causa médica aparente. Es decir, lo que creemos que nos hará daño, puede efectivamente hacérnoslo, aunque no exista una base física para ello.
El placebo: cuando creer cura
Ignacio Crespo, divulgador científico, abordó este fenómeno en su sección Serendipias con una mezcla de rigor y curiosidad. "El placebo no es solo una ilusión", explicó. "Tiene efectos medibles, especialmente en contextos de estrés y dolor. Cuanto más real parezca el tratamiento —más caro, más doloroso, más visualmente impactante— mayor es su eficacia. Incluso el color de la pastilla influye: el rojo, por ejemplo, se asocia con mayor potencia".
El entorno, la confianza en el profesional, el ritual médico… todo suma. "Nos tranquiliza saber que estamos bien atendidos. Cuanto más nos creemos el tratamiento, más probable es que funcione, aunque no tenga principio activo", añadió Crespo.
El nocebo: cuando el miedo enferma
Pero el nocebo es igual de poderoso. Basta con pensar "esta comida me va a sentar mal" para que, efectivamente, el cuerpo reaccione negativamente. "Es psicológico, nos condicionamos para que esto ocurra", comentó. La sugestión negativa puede alterar el metabolismo, generar malestar y activar mecanismos fisiológicos reales. "Y aunque no se conoce con precisión el mecanismo que conecta la creencia con la reacción corporal, sí se han identificado correlaciones genéticas y bioquímicas que predisponen a algunas personas a experimentar estos efectos con mayor intensidad", añadió.
El fenómeno, según Crespo, va más allá de la anécdota. "Este fenómeno plantea preguntas profundas sobre la relación entre mente y cuerpo, y sobre cómo nuestras expectativas —positivas o negativas— pueden moldear la experiencia física". También invita a reflexionar sobre el uso de pseudoterapias que se justifican únicamente por su efecto placebo. "Muchas veces se defiende el uso de pseudo terapias diciendo: 'no, pero el efecto placebo al menos sí que aporta algo'. Sí, pero el efecto placebo también lo tiene el ibuprofeno", recordó.
En definitiva, el placebo y el nocebo son dos caras de una misma moneda: la del poder de la mente sobre el cuerpo. "Y aunque la ciencia aún no ha descifrado todos sus secretos, su existencia nos recuerda que la salud no solo se juega en laboratorios, sino también en el terreno invisible de nuestras creencias", concluye Crespo.
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