Telefonosis
El motivador Francesc Miralles nos da varias claves para que el smartphone no domine nuestra vida

Todos nos sorprendemos cuando recibimos una estadística de la media de horas diarias que le dedicamos al teléfono. Ahí nos damos cuenta del agujero negro que supone de minutos y horas enteras.
En España, según una estimación de 2024, el uso medio de los móviles es de unas cinco horas al día. Sin embargo, nuestro país se encuentra por debajo de la media diaria mundial, que es de 6 horas 37 minutos.
Según ese mismo estudio, el país con la mayor media es Sudáfrica, con casi 10 horas diarias. Eso supone que más del 58% del tiempo que los sudafricanos están despiertos lo pasan frente a la pantalla del teléfono.
La tipología informal que se utiliza para denominar esta adicción a los teléfonos es 'telefonosis', una mezcla de teléfono y neurosis.
Las claves para curar la telefonosis
En primer lugar, podemos aprovecharnos de las propias aplicaciones de los dispositivos móviles para regular nuestro tiempo de uso. Para fijar los límites y horarios, en Android existe la función "bienestar digital" y, en el Iphone, "tiempo de uso". Con el uso de estas apps podemos crear una dieta digital en la que decidir los horarios en los que utilizaremos el teléfono, así como cuándo debemos dejarlo de lado.
Otra de las claves es desconectar de las notificaciones de las redes sociales, o incluso salir de los grupos de WhatsApp en los que no sea imprescindible nuestra participación. Con esto conseguiremos que el móvil no haga ruido constantemente, y nos dará la libertad de poder decidir nosotros mismos cuándo mirar la pantalla y responder a los mensajes.
También debemos tener en cuenta que no es recomendable la simultaneidad de las interacciones sociales con usar el móvil, por lo que es buena idea dejar el dispositivo apagado o en silencio para que no suponga una distracción. Además, es positivo acostumbrar a las personas con las que interactuamos habitualmente a no esperar mensajes nuestros de manera inmediata. Responder demasiado pronto puede generar nerviosismo a quien espera el mensaje cuando la respuesta tarde en llegar.
Finalmente, la mejor recomendación es introducir más actividades analógicas en nuestra vida: leer libros de papel, ir al cine, salir al campo, volver a los juegos de mesa, escuchar la radio en un transistor... Cualquier actividad que no implique una pantalla pequeña puede suponer un gran beneficio para nuestro cerebro y su desconexión digital.




