Los fenómenos más virales del verano
Vuelve 'Juzgado de Guardia' poniendo sobre la mesa los casos que más se han comentado durante las vacaciones estivales

Besos robados por las cámaras
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Félix Martín no ha podido resistirse a coger apuntes de los casos más jugosos de este verano para volver a su cargo de fiscal de 'Si Amanece' con el cuaderno lleno. En el primer 'Juzgado de Guardia' de la temporada desmenuzamos dos de esos casos.
Las Kiss Cam y la intimidad
Este verano Coldplay ha sido el protagonista indirecto de uno de los momentos virales más comentados en todo el mundo. Los británicos dieron un concierto en Boston en julio, y la Kiss Cam —esa cámara que en los eventos multitudinarios enfoca a parejas aleatorias del público, animándolas a besarse— cazó a dos ejecutivos de una startup tecnológica, que parecían algo más que compañeros de trabajo. Lo que al principio parecía una broma, se convirtió en un auténtico fenómeno viral que dio mucho de que hablar.
Los enfocados fueron Andy Byron, el CEO de una importante startup, y Kristin Cabot, directora de Recursos Humanos de la misma empresa. La Kiss Cam les pilló justo cuando estaban abrazados y, aunque intentaron esconderse del foco, una espectadora captó el momento y lo subió a TikTok, acumulando más de 127 millones de visualizaciones en pocas horas. El escándalo fue inmediato: Byron renunció, se inició una investigación interna en la empresa y los medios lo convirtieron en todo un símbolo de la hipervigilancia social.
Si lo enfocamos desde el punto de vista jurídico español, nuestra Constitución protege los derechos fundamentales al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. Este artículo se desarrolla en la Ley Orgánica que establece que es ilícito reproducir o difundir la imagen de una persona en situaciones donde haya expectativa de privacidad, sin su consentimiento.
Pero en este caso concreto, entra el matiz de la entrada del concierto. Cada vez que compramos una entrada, estamos en la práctica firmando un contrato. En un concierto público, los asistentes suelen aceptar, mediante el contrato de adhesión de la entrada, que se usen imágenes del público como parte del espectáculo. Desde este punto de vista en principio no se vulneró la privacidad de los afectados. Para que exista la vulneración de privacidad, debería demostrarse que Coldplay actuó con intención de daño o que se salió de lo pactado.
Es decir, que aunque el momento no parece haber infracción legal directa, porque los que compraron la entrada habían sido avisados de que te pueden filmar como parte del show. Aún así, no todo vale. Porque aunque accedas a que tu imagen sea parte del espectáculo, si luego se utiliza en redes de forma vejatoria, para ridiculizarte o difamarte, sí habría vulneración. La línea está en el uso razonable y en el contexto.
Los hermanos Menéndez
Otro caso que ha vuelto a estar de actualidad este verano ha sido el mediático caso judicial de California: el crimen de los hermanos Menéndez.
Agosto de 1989. José y Kitty Menéndez aparecen asesinados a escopetazos en su casa de Beverly Hills. Tras una primera fase con versiones de intrusos y muchas dudas, la investigación se centra en los propios hijos, Lyle y Erik. Hubo dos juicios: en 1993 los jurados se atascaron y en 1996 ambos hermanos fueron condenados por asesinato en primer grado y recibieron cadena perpetua sin libertad condicional.
La acusación habló de codicia y del acceso a una herencia multimillonaria, pero la defensa sostuvo que actuaron por miedo tras años de abusos dentro de la familia. Esa tensión siguió viva en apelaciones y documentales, y sigue presente en la actual sentencia de 2025. Y es que, con los años, el caso ha ganado tanta popularidad, que ha generado simpatía por los hermanos y está influyendo en las decisiones judiciales.
Este verano, los hermanos Menéndez han tenido una nueva oportunidad judicial. El pasado mes de mayo un juez modificó la pena de la sentencia: de una cadena perpetua sin revisión, a una de 50 años a cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional. Esta alteración no los excarcelaba, pero abrió la puerta a una audiencia de idoneidad para libertad condicional.
Hace unos diez días se ha celebrado la vista donde se ha discutido, no si lo hicieron o no, sino que a ver si son o no un riesgo para la sociedad a día de hoy. Tras larguísimas horas de declaraciones, preguntas y participaciones, a ambos se les denegó la libertad condicional y se fijó un nuevo intento dentro de 3 años.
Para objetivar si siguen siendo un riesgo o no, se han tenido en cuenta tres factores fundamentales: el comportamiento penitenciario, los logros que se les ha reconocido en prisión y los aspectos de su personalidad evidenciados por los hechos —fundamentalmente, la extrema violencia que manifestaron—.
A partir de aquí, lo único que está claro es que el equipo de los hermanos seguirá pidiendo revisiones y que nosotros seguiremos debatiendo este tema durante unos cuantos años —y eso que ya llevamos 36 desde el crímen—. Pero, ¿cómo saber si podrían volver a cometer un crimen tan atroz? ¿Habrá casos en los que la maldad sea incurable?




