El precio que pagamos por tener horarios 'Made in Spain': menos sueño, peor salud y menos vida social y familiar
En plena vuelta a la rutina, analizamos los efectos que tiene comer, cenar, salir de trabajar o acostarnos tarde

El precio que pagamos por tener horarios 'Made in Spain': menos sueño, peor salud y menos vida social y familiar
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Madrid
En España, como creen saber todos los guiris, comemos paella a diario, vamos cada tarde a los toros, vestimos de flamenca por la calle, nos echamos seis horas de siesta y nos dormimos a las mil. De todos estos tópicos, quizá el último sea el más real. O el único real. Porque sí, en España cenamos tarde. De media, a las 22:00. Eso es cinco horas más tarde que en Noruega, tres horas y media más tarde que en Alemania, y hora y media más que nuestros vecinos de Italia o Portugal. Pero no siempre ha sido así.
Raúl Travé Molero, profesor de Antropología Social en la Universidad Complutense de Madrid, explica que este desfase horario es consecuencia de una decisión política tomada en 1940: "Fue una decisión del franquismo al colocarnos en el huso horario de Alemania y no en el que realmente nos corresponde", dice Travé Molero. "La hora de la comida no se era a las dos o las tres de la tarde, sino que se movía más entre las doce y la una. El caso de Portugal nos sirve para entender cómo éramos y cómo podíamos haber sido de no haber mediado esta decisión".
¿Por qué no hemos cambiado el horario desde entonces? "Lo hemos abrazado, nos hemos adaptado e incluso el hecho de que sea algo diferencial respecto al resto de Europa hace que nos identifiquemos con ello", añade el antropólogo.
Los horarios son los que son. Cenamos tarde, comemos tarde, nos acostamos tarde y salimos tarde del trabajo. Y eso tiene consecuencias. "El hecho de alterar nuestro reloj biológico dificulta la recuperación física y emocional", explica Elena Daprá, psicóloga. "Dejamos de funcionar a nuestro 100%".
Vanesa Lores, neuróloga de la Unidad del Sueño del Hospital Infanta Sofía de Madrid, coincide: "España es un país que vive por la tarde y por la noche. Todo está orientado a hacer las cosas a horas muy tardías, y eso sin duda impacta en el número de horas que estamos en la cama".
Este modelo también afecta al tiempo de ocio y conciliación. "Una organización diferente de los tiempos nos permitiría disfrutar de tiempos más largos y continuados", señala Travé Molero. Luis Miller, sociólogo del CSIC, añade: "Tenemos mucho menos horarios que terminan a las cinco o seis de la tarde, incluso antes, que serían muy compatibles con la conciliación. En muchas ciudades europeas, a partir de las seis prácticamente no hay vida".
Los efectos en el sueño y la salud
Y vivir así, hacerlo todo más tarde que nuestros vecinos, más tarde que nosotros mismos hace menos de un siglo, y más tarde de lo que marca nuestro reloj interno, tiene consecuencias en todos los aspectos de nuestra vida: “Si una noche no dormimos las horas suficientes, al día siguiente estamos irritables, no somos eficientes, somos más torpes, tenemos más posibilidades de tener un accidente de tráfico”, advierte la doctora Lores.
Y eso solo en el corto plazo. En el largo, los efectos son más graves. "Hay un incremento significativo de casos relacionados con el insomnio, la fatiga crónica y la dificultad para desconectar", explica Daprá. "Vivimos en un contexto de hiperconexión y altas exigencias laborales. El sistema nervioso está siempre en alerta".
"Los horarios favorecen la explotación laboral"
Los larguísimos horarios de trabajo y la falta de desconexión son parte del problema. "Han favorecido un mayor grado de explotación del trabajo", afirma Travé Molero. "Justifican jornadas interminables y horarios que nos llevan a seguir trabajando cuando en el resto de Europa ya se está con la familia".
Este modelo quizá era sostenible hace 50 años, porque "se apoyaba en la explotación del trabajo doméstico de las mujeres", añade el antropólogo.
Hoy, todos trabajamos hasta tarde. Todos pasamos menos tiempo con los hijos, los amigos, la familia. Todos desconectamos menos: "El cerebro necesita espacios claros de desconexión", insiste Daprá. "Si no los tenemos, aumentamos el riesgo de estrés crónico, fatiga mental, ansiedad y depresión".
Y eso también repercute en la productividad: "Una de las explicaciones de por qué tenemos tan baja productividad en España es que pasamos demasiado tiempo en el trabajo para producir lo mismo que en otros países", apunta Luis Miller.
"Vivir con sueño o vivir cansados está relacionado con esa explotación del trabajo", concluye Travé Molero. "Si yo tengo un buen descanso, luego soy más productivo. Las empresas deberían tenerlo en cuenta, pero actúan justo al contrario", lamenta Daprá.
Así, descuidamos nuestra salud, nuestro sueño, nuestro trabajo, nuestro ocio y nuestras relaciones personales. "Resta calidad a ese tiempo, porque fuerza a que se encuentren intersticios de tiempo de ocio", dice Trave Molero.
Y además de tener que buscar huecos hasta debajo de las piedras para ir al cine, tomar algo con los amigos o leerle un cuento a los niños, ese tiempo es escaso y no lo disfrutamos. "Cada vez vemos más personas con la sensación de ‘no me da la vida’. Y eso les impide disfrutar de su tiempo libre", advierte Daprá.
Nuestros hijos lo están heredando
Y mientras formamos nuevas generaciones, el problema se perpetúa. "Lo estamos viendo en sujetos cada vez más jóvenes, en la adolescencia y la preadolescencia, que cada vez se van más tarde a la cama", señala Vanesa Lores.
"Cuando los padres trabajan hasta tarde y están emocionalmente agotados, los pequeños experimentan sensación de ausencia, inseguridad e incluso alteraciones en su descanso", explica Daprá. "Aprenden modelos de autocuidado y gestión del tiempo que repetirán el día de mañana. Estamos creando una nueva sociedad".
Llevamos casi 100 años con este horario. Casi 100 años haciéndolo todo tarde. Casi 100 años viendo lo que pasa con los que vienen detrás. Y todo apunta a que serán más de 100.

Adrián del Pozo
Periodista de informativos en los fines de semana. He pasado por la sección de Sociedad y por las radios...




