Darse la mano con un ser querido

Darse la mano con alguien es un gesto muy íntimo que sólo hacemos con los vínculos más cercanos. Aunque parezca algo simple, la ciencia estudia cómo este gesto puede tener un impacto directo en nuestro cerebro y reducir incluso el dolor físico.

Una investigación en concreto analizó qué ocurría cuando aplicaban estímulos dolorosos —con calor— a una persona y, en ocasiones, su pareja le cogía de la mano. Los resultados fueron que se percibía menos dolor cuando se daban de la mano y, lo más curioso de todo, que sus cerebros se sincronizaban. Se activaba lo que los autores llaman "acoplamiento cerebro-cerebro": una forma de sintonía neuronal que podría ser la base fisiológica de la empatía profunda.

Los científicos creen que esto tiene que ver con las neuronas espejo, esas que se activan cuando vemos a alguien sentir algo. Cuando cogemos de la mano, es como si nuestro cerebro se sincronizara con el suyo para compartir la experiencia. Y eso nos hace más empáticos.

Como siempre, este estudio tiene sus limitaciones. Sólo participaron parejas heterosexuales y el dolor fue inducido térmicamente, pero aún así nos ayuda a entender los efectos del contacto físico en nuestro bienestar.

Desde que somos bebés buscamos el contacto físico para sobrevivir. El tacto regula emociones, calma y nos ayuda a sentirnos seguros o a atravesar mejor el dolor. Y nos llevamos ese patrón a la vida adulta. Es una manera de decir "estoy contigo" sin necesidad de hablar, y se ha estudiado que cuando tenemos miedo o estamos viviendo una situación complicada se prefiere coger la mano a otras formas de contacto.

Aunque esa sincronía cerebral es más fuerte con vínculos íntimos que con extraños, agarrar de la mano a un desconocido también es un acto político y cultural. Es un lenguaje no verbal que te hace comprender que no eres la única persona que vive una determinada situación, dándote la fuerza para continuar en una lucha sabiendo que no estás solo.

Ese lenguaje no verbal también varía mucho depende de la cultura. En África los hombres caminan de la mano como gesto de confianza, y en Oriente Medio también es algo común —la foto de George Bush y el príncipe Abdullah de Arabia Saudí paseando de la mano—. En occidente, en cambio, lo tenemos más asociado a un gesto romántico o muy íntimo.

La próxima vez que le vayas a dar la mano a alguien, piensa que este gesto puede estar sincronizando vuestros cerebros. No es sólo compañía: es regulación emocional y cuidado mutuo. Y es que, a veces, gestos tan simples tienen un impacto mucho más profundo del que imaginamos.