Mitología para la vida moderna
Nuestro motivador Francesc Miralles se nutre de cinco mitos clásicos para alumbrarnos en las rutinas del mundo actual

Mitología para la vida moderna
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En un par de semanas se publica Ecos del Olimpo, el ensayo de Álex Rovira sobre cinco mitos que nos enseñan a vivir en nuestro día a día. En palabras del propio autor:
«Cuando persistes en un proyecto laboral que parece interminable, estás recreando, en cierto modo, el destino de Sísifo y su emblemática piedra. Al reconstruirte tras una pérdida significativa —profesional o personal—, encarnas el principio del Fénix y su renovación cíclica. Cuando das ánimos de corazón a ese amigo que está hundido y le haces ver lo mucho que vale, eres su Pigmalión incondicional»
Veamos qué podemos aprender de cada uno de estos cinco mitos para nuestra vida diaria.
El mito de Narciso
Cuenta la historia de un joven griego de extraordinaria belleza, que despreciaba a quienes lo deseaban. Como castigo por su arrogancia, los dioses hicieron que Narciso se enamorara de su propio reflejo en un estanque, donde termina ahogándose incapaz de dejar de contemplar su propia belleza.
Queda claro que la vanidad puede acabar matándote, tras empacharte de ti mismo. En la era de las redes sociales, cuidado con que tu autoestima dependa de los likes porque son una adicción peligrosa. Para evitar ahogarnos en nuestro propio ombligo, el mejor antídoto contra el narcisismo es saber ver las bondades y talentos del otro.
El mito de Pigmalión
Narra la historia de un escultor chipriota que, desilusionado por los defectos que veía en las mujeres de su tiempo, esculpió una estatua de marfil de su mujer ideal. Era tan perfecta y hermosa que se enamoró perdidamente de ella y la trataba como si estuviese viva. Su devoción conmovió a la diosa Afrodita, que dio vida a la estatua para que Pigmalión pudiese casarse con ella.
Este cuento que inspiró la película Mi bella dama (1964), también dio pie a lo que conocemos como "Efecto Pigmalión": los demás se comportan según las expectativas que ponemos sobre ellos. Si tratas a alguien como una florista, se comportará como tal; pero, si la tratas como una gran dama, encarnará ese papel. Este principio psicológico demuestra que nuestras creencias —también sobre nosotros mismos— crean nuestra realidad. Tal como decía Henry Ford: «Tanto si crees que puedes, como que no puedes, estás en lo cierto».
El mito de Sísifo
Relata la historia del astuto rey corintio, famoso por su ingenio y engaños, quien llegó a burlar incluso a los dioses y a la muerte. Como castigo por su arrogancia y desafío al orden divino, Zeus lo condenó a empujar eternamente una enorme roca hasta la cima de una montaña, solo para verla rodar de nuevo hacia abajo cada vez que estaba a punto de alcanzarla.
Si versión cinematográfica sería Atrapado en el tiempo (1993), que nos conduce a una pregunta: ¿Qué es aquello que, aunque es pesado e inútil, repites una y otra vez? Se refiere a los hábitos perjudiciales, como podría ser el tabaco. Para salir de esa repetición, la clave está en cambiar de dentro hacia fuera, como hace el personaje interpretado por Bill Murray. Sobre eso, Marcel Proust decía: «Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia».
El mito de Quirón
Cuenta la historia del más sabio y noble de los centauros, que fue maestro de grandes héroes como Heracles. Inmortal por su origen divino, sufrió una herida incurable causada accidentalmente por su alumno. Incapaz de morir pero condenado al dolor eterno, Quirón renunció a su inmortalidad y fue transformado por los dioses en la constelación de Sagitario.
Este centauro que sanaba al sanar a los demás, nos recuerda a un principio terapéutico que solía decir la Madre Teresa: cuando te sientas triste, consuela a alguien que esté más triste que tú. No sólo vas a hacer una buena acción, sino que también te vas a sentir útil, porque haber sufrido te da las herramientas para comprender y ayudar a quienes sufren. Recordando a Winston Churchill: «Si estás en el infierno, sigue caminando».
El mito del Ave Fénix
Según la leyenda, cuando el Ave Fénix siente que su final se acerca, construye un nido de ramas aromáticas y se consume en el fuego. De sus cenizas surge un nuevo Fénix joven y vigoroso, repitiendo eternamente el ciclo de vida, muerte y resurrección.
Todos pasamos por muertes y renacimientos a lo largo de la vida, como cuando dejamos atrás la niñez para adentrarnos en la adolescencia: una parte de nosotros muere para que nazca otra. El arte de navegar por todos esos torrentes es la resiliencia. Al final, todo pasa, como explica Maya Angelou: «Todas las tormentas se quedan, al fin, sin lluvia».




