Diario de la San Diego Comic-Con de Málaga | Día 3: Jared Leto me saluda

Estoy haciendo un diario de mi paso por aquí. Por si te has perdido lo de los días anteriores, aquí lo tienes:

• Día 0: El despertar de la fuerza
• Día 1: Es Gandalf quien me abre la puerta
• Día 2: Batman es mejor de azul

Cuando ayer por la tarde, Jared Leto pasó por mi lado recordé que no soy nada mitómano. EL ganador de un oscar por ese joven delgado, víctima de VIH, en Dallas Buyers Club, estaba a un metro. Me miró, sonrió y dijo "hello". No sentí nada especial. Pero entiendo a quienes lo sienten. De hecho, no estabamos solos. Nos rodeaban cientos de personas. Leto acababa de terminar la presentación de su nueva peli, Tron-Ares, en el espacio principal de la Comic Con de Málaga. Y cuando el presentador, Álex de la Iglesia, despidió el panel, a la estrella de Hollywood le pareció una buena idea bajar a la zona de público a saludar a los miles de personas que habían entrado a verle. Fue el acabose.

Esta mañana, mi compañero Alberto, de Vandal, me hacía esta reflexión: "todo el mundo es friki de algo. ¿Por qué alguien es peor por gritar cuando sale Jared Leto montado en una moto de Tron? ¿Por qué a la gente le hace gracia -o directamente ridiculiza- que alguien pinte figuritas o se disfrace? La Cómic-Con es una reunión de personas entusiasmadas, que gritan en la escena final de vengadores Endgame, que vibran cuando ven un cosplay de una armadura de World of Warcraft bien hecho. ¿os hace gracia? Vale. ¿Creeis que todos somos Sheldon Cooper o algo así? No tenéis ni idea.

Lo digo porque noto como poco a poco me voy mimetizando con el ambiente de esta Cómic Con. Nunca me ha hecho mucha gracia lo de gritar en el cine. Siempre lo he visto como una americanada. Pero durante alguna de las presentaciones, cuando un autor ha explicado hoy cómo hace 200 bocetos para diseñar un traje y la gente ha aplaudido mientras flipaba en colores, yo he acabado participando de ese entusiasmo. Es simplemente sentirte un poco niño, ilusionarte por todo y por nada a la vez. Pasarlo bien.

Después de mi encuentro casual con Leto ayer, esta tarde creo que le haré una entrevista. Si no falta a la cita, si no me deja tirado, le preguntaré qué opina de la IA, de cómo va a ser el mundo del mañana, si se parecerá a lo que han imaginado en la nueva de Tron que protagoniza. Por cierto: ya he podido ver la peli y me ha gustado. No puedo contar nada, todavía.

Hoy también he estado un rato largo viendo a un grupo de chicos y chicas pintar figuras en miniatura. Algunos con pinceles, otros con unos nuevos rotuladores con una especie de punta de pincel. No tengo buen pulso ni talento para pintar. Pero me alucinan estas figuras y me quedo embelesado viendo como la gente que sabe las pintan. "Esta es fácil", me dice una chica después de diez minutos de gráciles pinceladas. Y yo pienso que no sabría ni por donde empezar. Una friki de hacer cosas bonicas. Mucho mejor que ser friki de otras cosas, sin duda.

Y también he conocido a un especialista de cine. "Yo soy el que sale cuando xxx (omitimos el nombre) no tiene ganas de salir o no se atreve", me cuenta. "O cuando los productores no quieren que se arriesgue por si se rompe una pierna en la caída", añade. El chico está dando una pequeña charla sobre ser especialista en la industria del cine. La gente escucha muy atenta. Un chico al salir me cuenta que hace parkour y que lo quiere intentar también. Me enseña su canal de tik tok dando volteretas y haciendo saltos imposibles. Aquí todo el mundo tiene canal de tik tok o de alguna red social.

Escribo esto entre la marea de chavales, familias y cuarentones como yo, frikis de algo. Sigue sin haber fuentes de agua suficientes, sigue habiendo colas enormes y la comida cuesta un dineral. Estoy seguro de que los organizadores están tomando nota de todo para mejorarlo el año que viene. La realidad es que, esta tropa de frikis entusiasmados que somos los que estamos aquí, lo estamos pasando bien.