Sucedió Una Noche
Cine y TV

La avalancha de cartas tras la muerte de James Dean obligó a Warner a crear un departamento exclusivo

El 30 de septiembre de 1955 el actor estadounidense falleció tras un accidente de tráfico, lo que produjo el revuelo de muchos de sus fans

La avalancha de cartas tras la muerte de James Dean obligó a Warner a crear un departamento exclusivo

Madrid

A James Byron Dean, más conocido como James Dean, le gustaban los coches e ir a toda velocidad sobre el asfalto. Lo que él no sabía era que esta pasión se convertiría en el motivo de su trágico final el 30 de septiembre de 1955, día que relatan Antonio Martínez y Elio Castro en Sucedió una noche de la SER. Los días antes de su muerte, había aparecido un nuevo amor en su vida: un porsche de carreras al que llamó Pequeño bastardo y en el que pintó el número 130, que era con el que corría en las carreras.

Más información

El actor estadounidense se dirigía en su coche hacia la localidad de Salinas. en California, junto con su mecánico para ir a una carrera. Eran casi las seis de la tarde, Dean iba conduciendo a más de 200km/hora y el color gris metálico de la carrocería de su coche se podía confundir con el asfalto por la luz del atardecer. De repente, vieron a lo lejos un coche que iba frente a ellos. "No te preocupes, que ese tipo nos verá", le repitió dos veces el actor a su mecánico. Esas fueron sus últimas palabras, porque el otro vehículo no les vio y chocaron violentamente, impactando sobre el lateral del coche de Dean.

A las 17:59 horas de la tarde, los servicios de emergencia recibieron una llamada por un accidente de tráfico con tres heridos. Finalmente, el único muerto fue James Dean, quien falleció con el cuello roto en la ambulancia de camino al hospital. Tras esta impactante noticia, los teléfonos de los periódicos, las comisarías y los hospitales recibieron miles de llamadas.

Además, tanto la casa como el apartamento de Nueva York del fallecido fueron saqueados por sus fans para llevarse recuerdos de él. Incluso tuvieron que poner vigilantes privados en el cementerio en el que fue enterrado por si ocurría algún incidente parecido.

Warner Bros, la productora de la película Gigantes –protagonizada por James Dean junto con otro actores–, recibió más de dos millones de cartas que iban dirigidas al fallecido. Al verse sobrepasados por tal volumen de cartas, la empresa tuvo que crear un departamento de secretarias para hacerse cargo de sus correspondencias.

Dennis Hopper, actor y amigo de Dean, expresó lo que muchas personas pensaban tras conocer la noticia del fallecimiento del actor. "Su muerte me dejó devastado. No podía creer que alguien con tanto talento como él muriera sin que todo su potencial pudiera ser demostrado", lamentó Hopper. El consuelo que les quedaba a todos sus seres queridos y seguidores era una frase que dijo el cura que ofreció el funeral en el pueblo natal de James Dean, que decía que "había muerto el actor, pero había nacido el mito".

La avalancha de cartas tras la muerte de James Dean obligó a Warner a crear un departamento exclusivo