Patti Smith, cincuenta años del rugido de 'Horses'

Madrid

Patti Smith tenía 29 años, cero experiencia en la música y tres libros de poesía editados cuando firmó un contrato de 6 ceros con el sello Arista. Clive Davis, su capo, pensó que el rock necesitaba una heroína y vio en aquella poetisa delgada y siniestra lo que estaba buscando.

En unas pocas semanas Patti Smith formó una banda, no sabía entonces que aquellos tipos la acompañarían toda la vida, y juntos entraron al estudio de Jimi Hendrix en Nueva York, un estudio que Smith conoció en su inauguración cubriendo el acontecimiento para la revista Creem. Ahora ella estaba allí por méritos propios y el disco que grabó cuelga en sus paredes como testamento de una gesta histórica.

Antes de dedicarse al rock, Patti Smith había sido librera, escritora, asistente de Johnny Winter, acosadora de Bob Dylan y una aspirante a poetisa en el Chelsea Hotel, a cuyo lobbie acudía cada vez que su guitarra se desafinaba. La edición de Horses cambió todo aquello de la noche a la mañana. De pronto, Smith era una estrella del rock. La primera mujer a la que los chicos se querían parecer, en palabras de un crítico de rock de la época.

Los dos regresos de Patti Smith

Horses era un disco diferente, ruidoso, vanguardias y arriesgado. Un álbum que comenzaba con el ya célebre “Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos”. Las canciones del disco son de una temática muy variada. Kimberly conecta con la infancia de Patti y su otra pequeña. Break it Up surge en París visitando la tumba de un Jim Morrison al que Smith imagina rompiendo la lápida y también tiene ese fondo de la propia liberación de Smith. Free Money es la historia de una chica pobre que gana la lotería, pero todas ellas comparten esa capacidad de Smith para el retrato ágil y una habilidad para mostrar personajes vulnerables e invencibles.

Tras el atrevido debut llegó una carrera estable que creció disco a disco hasta que, tras una gira por Italia, con aforos de 60.000 personas, Smith decidió dejarlo. Para sorpresa de todos abandonó la música y cambió el efervescente Nueva York por la decadencia de Detroit. Se fue por amor y se casó con Fred Sonic Smith, guitarrista de MC5. En Detroit fue madre y escritora aplicada hasta que la repentina muerte de su marido en 1994 la llevó de vuelta a Nueva York y la música.

Esta semana queremos recordar los inicios de la poetisa del rock y el impacto que Horses provocó en la música y para ello nos acompañan el periodista y escritor Toni Castarnado y Lucía Taboada con sus reportajes