László Krasznahorkai, un Premio Nobel 'satánico', apocalíptico y lleno de humor negro
El escritor húngaro, que acaba de recibir el máximo galardón de las letras, tiene una obra llena de misterio que cuenta la evolución de la Europa actual, que ha sido adaptada al cine y a la ópera

Una fotografía de archivo de Laszlo Krasznahorkai en 2016 / Janos Marjai (EFE)

Laszlo Krasznahorkai sabe lo que es vivir épocas convulsas. Nació en la Hungría bajo el dominio de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Quizá por eso su obra se acerca a una exploración de los abismos humanos y la parte más melancólica del alma. Esa capacidad de describir lo triste, lo oscuro y convertirlo en arte. Eso ha destacado el jurado del Premio Nobel. En un mundo saturado de información y distracciones, la literatura de Krasznahorkai ofrece un refugio, un espacio para la contemplación y el asombro ante los misterios de la existencia.
Nació en los años 50 en la ciudad de Gyula, una zona rural remota similar al escenario que describiría en su primera novela, y no abandonó su país hasta los años 80. Recaló en Berlín occidental donde vivió la caída del muro. Después, ha recorrido distintos países, siempre llevando su lengua por todos ellos. Su obra está marcada por esas turbulencias que la historia europea nos deja. "La historia húngara es horrible. Siempre lo ha sido y está repleta de heridas y de fracasos", decía en 2024 al recoger el Premio Formentor de las Letras. Vino a España y se atrevió a poner en su sitio a Orban, el ultraderechista que dirige Hungría, y a Donald Trump.
La seriedad de sus textos contrasta con el humor que mete en las entrevistas. Un escritor que nunca quiso serlo. De hecho, tuvo otras profesiones, la de minero y hasta la de viajero, pero finalmente empezó a escribir. Fue después de estudiar Derecho y Lengua y Literatura y de romper relaciones con su familia rica. Ahí viajó en autoestop por su país, todavía bajo el dominio comunista. Hoy se le compara con Kafka, Thomas Bernhard, o Bulgakov. También con narradores como Gogol y Herman Melville.
Fue en 1985 cuando publicó Tango satánico. En ella fantaseaba con la idea de un estado socialista que se derrumbaba y se convertía en una especie de lugar lleno de borrachos, de gente paranoica con los informantes. Gente que espera que pasen cosas mientras el mundo les pasa por encima. Empleando escenas oníricas y caracterizaciones grotescas, Krasznahorkai retrata magistralmente la brutal lucha entre el orden y el desorden. Nadie escapa a los efectos del terror.

Fotograma de Sátántangó / CEDIDA

Fotograma de Sátántangó / CEDIDA
En ese primer libro ya estaba presente el uso de larguísimas frases subordinadas que parecen amasar el lenguaje con la intención de capturar las emociones y el pensamiento en toda su profundidad. Las frases cortas, asegura, son artificiales porque la mente humana es un torrente de palabras. Por cierto, que fue adaptado al cine y convertido en obra maestra en 1994, Sátántangó, de 450 minutos de duración, siete horas, y que Filmin tiene en su haber. La firmó junto con su compatriota Béla Tarr, con el que ha escrito otros muchos guiones, entre ellos, El caballo de Turín.
Dos años después, y tras conseguir un cierto éxito en su país se fue de Hungría, gracias a una beca para estudiar y escribir en Berlín. Consiguió salir al mundo, algo que ansiaba y que le daría a su literatura un nuevo aire. De vuelta a la Hungría, en los años noventa, se dio cuenta de después del comunismo lo que quedaba era un capitalismo salvaje. En Nueva York escribió Guerra y guerra, un libro que salió en 1999. Cuenta que lo escribió en el apartamento donde había vivido Allen Ginsber, en el East Village. En él cuenta cómo un activista viaja desde Budapest a Nueva York.
Melancolía de la resistencia fue también llevada al cine por su amigo Béla Tarr, una obra maestra del humor negro y convertida en ópera. Fue la primera que se publicó en español, en el año 2001. También están traducidas al castellano Al Norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río, un largo título que nos adentra en un viaje en tren en Kioto, Japón, en una trama llena de laberínticos recorridos, con un príncipe encontrándose con la naturaleza. Una obra, esta última que demuestra la versatilidad del autor, que aquí se aleja de ese tono apocalíptico para mirar con belleza al país asiático.
Ha llegado Isaías, Seiobo descendió a la Tierra, una colección de diecisiete historias organizadas en una secuencia de Fibonacci sobre el papel de la belleza y la creación artística en un mundo de ceguera. Relaciones misericordiosas, un libro de relatos con mucho sentido del humor, donde aparecen la venganza, el exilio, las relaciones entre vecinos, la traición y la desconfianza humanas y El último lobo, en la que habla de Extremadura. O Trabajos de pico y pala para un palacio, un libro que es una defensa de la resistencia.
En varias de sus obras desarrolla temas apocalípticos y distópicos con un estilo denso y melancólico, pero con humor y frecuentemente sin el uso de puntuación, lo que requiere una atención especial del lector. Algo que se nota en la última obra suya que se ha publicado en España, El barón Wenckheim vuelve a casa. En ella, pone a prueba al lector con frases interminables. Su barón regresa a su pueblo tras muchos años ausente en busca de su amor adolescente y se topa con una Hungría llena de políticos y periodistas terribles. Una alegoría de lo que es hoy el mundo visto por los ojos de un escritor que ha sabido cómo desgranar los misterios, los buenos y malos, del alma humana.
En marzo de 2004 recibió del gobierno húngaro el Premio Kossuth, uno de los más prestigiosos de su país, por el conjunto de su obra. En 2015 fue distinguido con el Premio Booker Internacional. En 2024 obtuvo el Premio Fomentor de las Letras. En esos veinte años su obra fue traduciéndose a más de cuarenta lenguas y él ganando peso en el panorama literario. Ahora vive recluido y sin contacto casi con el mudo exterior entre Viena, Trieste y las colinas de Szentlászló. "Me he paso la vida yéndome de los sitios", decía en la rueda de prensa del Formentor. Acantilado ha sido la editorial que ha acercado su prosa a los lectores y lectores españoles. "Estamos felices de haber puesto a disposición de los lectores en lengua castellana la obra, siempre lúcida y sorprendente, de este magnífico escritor, y gran amigo", decían al conocer la decisión de la Academia Sueca.

Libros de László Krasznahorkai publicados por Acantilado / cEDIDA

Libros de László Krasznahorkai publicados por Acantilado / cEDIDA
El Nobel lo coloca en otro lugar, más vistoso, más importante. En las palabras de Susan Sontag, "Krasznahorkai es el maestro húngaro contemporáneo del apocalipsis", cuya obra invita a una reflexión profunda sobre nuestra existencia y los tiempos que vivimos. De hecho, fue la escritora norteramericana, junto con el escritor W. G. Sebald quienes situaron en el mapa literario y defendieron y ayudaron a difundir su obra en el mundo anglosajón.
Le preocupa el mundo actual y también que la literatura haya perdido peso. Dice que escribe para sí mismo para la pequeña lista de gente que aún lee. No dudó en denunciar la guerra de Ucrania y el Genocidio en Gaza, hace justo un año, horrores que, como en su literatura, muestran la peor bajeza de los humanos. Dice que ahora escribirá relatos.

Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...




