Tendencias con melena y garras
Rosa Moreno, experta en sociología de la moda, nos descubre un nuevo nicho de mercado que está transformando la industria
Tendencias con melena y garras
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¿Cuántas veces nos hemos sorprendido por la calle al escuchar al dueño de un perro hablarle como si fuera una persona que nos entiende?
Nuestra relación con los animales domésticos ha evolucionado tanto durante las últimas décadas, que se ha convertido en un vínculo inédito hasta el momento. La conciencia medioambiental, la necesidad de compañía o las nuevas teorías antiespecistas han hecho que las relaciones entre humanos y animales tengan una forma más horizontal.
Estos vínculos modernos que hemos establecido con nuestras mascotas, han favorecido el nacimiento de toda una industria de moda y bienestar animal que genera beneficios millonarios a día de hoy. Y va a más. Se estima que la industria textil para perros facturará casi nueve mil millones de dólares en menos de diez años.
El año pasado, en Nueva York se celebró la PET Gala —emulando a la MET Gala— con fines benéficos. Los modelos que desfilaban eran perros que con corsés y volantes de tul emulaban el glamour de divas como Salma Hayek o Jennifer Lopez.
Este año, podríamos destacar el desfile de Anthony Rubio del calendario de la NY Fashion Week. Este diseñador es conocido por crear vestuarios para canes y por estar concienciado con el bienestar animal. Sobre la pasarela desfilaron perros que habían sido abandonados con lujosos abrigos y accesorios, y el evento hizo especial hincapié en la adopción de mascotas.
Históricamente, este fenómeno se puede rastrear hasta la Edad Media. En aquella época, los caballos de los altos cargos eran engalanados con gualdrapas: prendas de tejidos nobles como el terciopelo, que lucían escudos y emblemas. Muchos de ellos vestían de manera más rica y ostentosa que cualquier campesino, pues el caballo en el mundo medieval era un animal profundamente simbólico que transmitía poder y autoridad.
En el siglo XIX, con la moda del paseo aparece otro claro ejemplo. Las esposas de los burgueses más poderosos paseaban por los grandes bulevares ataviados con lazos de seda, convirtiendo a los canes en símbolos de status y riqueza.
