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"No había ninguna ley que lo prohibiera": el vehículo que Orson Welles usaba para ir de radio en radio cuando empezaba su carrera

Su forma de moverse entre emisoras desafiaba las normas tanto como su talento

"No había ninguna ley que lo prohibiera": el vehículo que Orson Welles usaba para ir de radio en radio cuando empezaba su carrera

Antes de convertirse en el genio detrás de Ciudadano Kane, Orson Welles ya era un torbellino de creatividad y audacia. Para él, llevar una vida honorable significaba entregarse por completo al teatro. Con solo 19 años debutó en Broadway con una versión de Romeo y Julieta, y pronto se hizo notar en el teatro Welles con montajes innovadores de Shakespeare que rompían con la tradición y conquistaban al público.

Pero su talento no se limitaba a las tablas. En los años treinta, Welles encontró en la radio un medio ideal para experimentar y financiar sus ambiciones teatrales. En 1937, dirigió una adaptación de Los Miserables en siete partes para la Mutual Broadcasting System, y protagonizó The Shadow, una serie de misterio en la que interpretaba a Lamont Cranston, un justiciero invisible. Con los ingresos de estos trabajos, fundó junto a John Houseman el Mercury Theatre, una compañía que pronto se convirtió en sinónimo de excelencia dramática.

En 1938, CBS le ofreció a Welles algo inédito: total libertad creativa para producir una serie de dramas radiofónicos. Así nació The Mercury Theatre on the Air, que adaptaba grandes obras literarias como Drácula, La isla del tesoro, El conde de Montecristo o El corazón de las tinieblas. La emisión más célebre fue, sin duda, La guerra de los mundos, que el 30 de octubre de ese año provocó el pánico entre miles de oyentes que creyeron que los extraterrestres estaban invadiendo la Tierra.

Pero hay una anécdota menos conocida que revela el carácter incansable y provocador de Welles. En sus primeros años como actor de radio, trabajaba en varias emisoras al mismo tiempo. Para poder llegar a tiempo a cada grabación, ideó una solución tan ingeniosa como extravagante: se desplazaba en ambulancia de la CBS a la NBC. "Descubrí que no había ninguna ley que lo prohibiera", contaba con sorna. "Me metía en un ascensor que me llevaba a la quinta planta, entraba en el estudio y preguntaba: '¿Cuál es mi papel?' Y me decían, por ejemplo, 'un chino de 80 años'. Así que hacía el papel de chino y me iba a otra radio".

La imagen de Welles entrando en un estudio sin saber qué personaje iba a interpretar, y saliendo minutos después para repetir la hazaña en otra emisora, resume a la perfección el espíritu de un artista que vivía para actuar, para contar historias, para desafiar los límites.

Orson Welles, ‘Master and commander’, emperador Cómodo