"La rodilla me marcó la carrera de forma muy negativa, y ahora me puede marcar la vida de forma muy positiva"

Isaac Cuenca era un extremo habilidoso con alma de freestyler que irrumpió en el primer equipo del Barça en el último año de Guardiola como entrenador, cuando nadie le esperaba. De una temporada a otra pasó de subir a Segunda División con el Sabadell, donde había ido cedido, a ser titular al mejor equipo del mundo en los cuartos de final de la Champions ante el Milan y en las semifinales contra el Chelsea. Jugó 30 partidos, metió 4 goles y repartió 12 asistencias, pero a finales de temporada se lesionó de gravedad de la rodilla, se perdió la final de la Copa del Rey, el último título de Guardiola en el banquillo azulgrana... y cuando, después de 8 meses estuvo recuperado, salió cedido sufrió la misma lesión.

Pasó por el Deportivo de A Coruña, por el Granada, jugó en el extranjero... pero se retiró antes de los 30 años después de un calvario con otras 4 o 5 operaciones de rodilla seguidas y sin encontrar remedio.

Ahora se ha reinventado como empresario: ha creado una línea de rodilleras y otros utensilios de fisioterapia con frío con la misma tecnología con la que se realizan los enfriadores de las botellas de vino. La Graderia d'el Balcó le ha visitado en la sede de su empresa para que nos explique cómo ha convertido su gran pesadilla como futbolista en su forma de ganarse la vida ahora, y para que nos diga qué consejo tiene para los jóvenes actuales del Barça, él que irrumpió con 20 años.

El negocio de las rodilleras que ha impulsado Isaac Cuenca con otro socio empezó por casualidad, en un almuerzo con un viejo amigo en el que el futbolista seguía empeñado en recuperar su rodilla dañada: "Nos conocimos con mi socio cuando vuelvo del Ajax, él era quien me organizaba por el Rey, después de ya me organizaba el Campus. Me explicó la historia del líquido que utilizaba para gran industria y transportes de alimentos. Yo me estaba recuperando de la última operación de rodilla aún con la idea de volver a jugar, y mientras me contaba que se puede parar la temperatura a unos grados exactos, se le puede dar mucha autonomía y además es capaz de hacer recuperación. Me dijo que podríamos valorarlo, empezamos una búsqueda y se pudo hacer".

"El genoll em va marcar la carrera de manera molt negativa, i ara em pot marcar la vida de manera molt positiva"

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Este líquido es el que se utiliza, por ejemplo, en los enfriadores de vino: aquellas fundas que se conservan en la nevera o en el congelador y que, una vez fuera, estabilizan la temperatura en torno a los 14ºC, que son los que necesita el vino tinto para servirse a la temperatura óptima. Explica Cuenca que, tras consultar a varios doctores y fisioterapeutas, y leer algunos metaestudios de crioterapia, "lo que hemos hecho es coger la patente del líquido del que podemos formular las temperaturas y hacer que se estabilicen exactamente donde las necesitamos, en este caso entre 5ºC y 15ºC, que es lo que los profesionales nos dicen que es la temperatura adecuada".

Uno de los embajadores de sus productos es su excompañero en el Barça Andrés Iniesta. Otros excompañeros han tenido un papel diferente a la hora de hacer de conejitos de indias: "Lo que me ha pasado es que cuando le he dejado algún prototipo a algún futbolista amigo mío para que lo pruebe, después no me lo ha querido devolver, sino que me preguntan cuánto me deben pagar. Me ha pasado con clubs y jugadores". A día de hoy, distribuyen a través de su web y comienzan a tener presencia en tiendas y gimnasios, y también han encontrado un socio en Argentina que les ayuda con la distribución al otro lado del Atlántico.

El ocaso como futbolista, el renacer como empresario

Isaac Cuenca señala la relación evidente entre el calvario que marcó su vida deportiva con el primer camino que ha escogido una vez colgado las botas: "La rodilla me marcó la carrera de manera muy negativa, y ahora me puede marcar la vida de manera muy positiva. Durante mi carrera fue muy complicado, tanto al principio como después cuando recaigo... fue un momento muy duro. Después estuve 6 o 7 años sin operaciones y prácticamente sin molestias, bastante bien".

Reconoce que "acabar así es doloroso, y me marcó negativamente la carrera de futbolista". "Pero me enseñó muchas cosas que quizás cuando todo te va bien no las conoces. Y de ahí iniciamos este proyecto, a ver si así me marca positivamente por la vida", añade buscando siempre la lectura positiva.

Recuerda que, al inicio, no se podía imaginar el viacrucis que empezaba con el primer paso por el quirófano: "Con la primera operación, con 21 años, no eres tan consciente de ello. Pisas la primera división y piensas que quizá te ayude incluso a funcionar mejor porque ya venía bien de una operación. Me doy cuenta de la magnitud en el Ajax, que no puedo encadenar varios partidos seguidos y me tengo que volver a operar. Pienso que es serio y que hay muchos factores".

Por eso le cuesta encontrar un consejo cuando ve a jugadores jóvenes que sufren lesiones largas en la misma articulación como Gavi, Ansu Fati o Marc Bernal, que tienen una edad parecida a aquel Isaac que sufrió la primera lesión de rodilla. "Es complicado. No he podido levantarme sin dolor hasta hace un año, y he podido empezar a tener una vida más activa sin jugar a pádel, o al fútbol, ​​o correr... puedo hacer pesas, natación o bicicleta, pero nada con impacto".

Sabe que estos futbolistas están bien cuidados, "están rodeados de profesionales y no puedo decir nada que no digan los fisios o los doctores". Pero si hay que quedar con un consejo, insiste con una lección que parece que en los últimos años está bien aprendida en este tipo de lesiones: "Que respete mucho los tiempos, y que si necesita más, no pasa nada. Una fecha marcada no puede ser el fin del mundo. el fisio te quiere dar un rendimiento, y tú no estás. Se trata de hablar mucho con el fisio y con el club, que haya mucha comunicación, porque ese tiempo puede ser la diferencia con no recaer".

Bajo el foco

Isaac Cuenca dio el salto a la primera página cuando nadie le esperaba. Pasó de ser un desconocido en ser el centro de atención en cualquier restaurante o centro comercial de la noche a la mañana y con solo 20 años. Admite que "lo llevaba mal, sinceramente. No soy nada de la farándula, ni me gustaba ser reconocido. De pequeño, cuando veía a los famosos, nunca admiraba la fama de un cantante ni de nadie. Yo admiraba a los futbolistas por cómo jugaban, no porque fueran famosos. A mí me costaba, y la familia y amigos de toda la vida en Reus, en el local más escondido del barrio, porque en el centro era fatal".

Por eso le admira como lo lleva Lamine Yamal, que dio el salto a una fama aún más mundial con dos o tres años menos que él: "Tengo la sensación de que a él le gusta más y se siente más cómodo siendo reconocido, no se le ve cohibido. Ha hecho una fiesta de cumpleaños sabiendo que aquello saldrá en todas partes". Y cree que, incluso, con su carácter, le puede ir bien: "Es bueno para él que no le importe lo que digan, y es muy bueno jugando. Es cambiar por completo: o que no te importe nada, y que la fiesta de los 19 años sea aún mayor y no se hablará de mí todo el verano sino todo el año, o si no lo tienes".

Convivir con la fama puede ser un factor que influya en la eclosión de algún futbolista, incluso, según Cuenca: "Hay jugadores que les cuesta más llegar porque la fama te cambia". Las redes sociales han ayudado a normalizar este tipo de personalidades más extrovertidas y que se puedan concebir como compatibles con la profesionalidad: "Ha cambiado mucho, se utilizan mucho las redes sociales... antes había más un estereotipo malo y uno bueno, y ahora no. También es bueno que el chaval disfrute y se lo pase muy bien, la sociedad ha cambiado mucho".