La desigualdad ensombrece el crecimiento económico récord: el 30% de los españoles asegura que no puede vivir con dignidad por sus bajos ingresos

Madrid

España brilla en los indicadores macro. Es el país que más crece entre las economías avanzadas, pero esa realidad no termina de aterrizar en la calle. La vivienda y la precariedad laboral, que se colocan como principales fuentes de malestar en España, lastran la percepción de bienestar económico en la ciudadanía y asfixian al grueso de la población.

Según el informe Vivir la Desigualdad 2025 que ha publicado Oxfam Intermón, casi tres de cada diez españoles (30%) considera que los ingresos no le permiten llevar una vida digna mientras el 37,5% declara necesitar un segundo empleo por razones económicas. Las condiciones más precarias recaen, una vez más, sobre mujeres, jóvenes y personas racializadas.

Hay un estrato socioeconómico de los hogares donde el dinero se termina mucha antes de llegar a fin de mes. Según la encuesta, realizada a más de 4.000 personas en toda España, cuatro de cada diez españoles no puede irse de vacaciones ni una semana al año y no dispone de dinero suficiente para hacer frente a gastos imprevistos superiores a 600 euros. El bolsillo aprieta especialmente en los gastos del día a día: el 41% ha tenido que renunciar a ir al dentista por motivos económicos.

"Las grandes brechas entre quienes más tienen y quienes cuentan con menos recursos, las desigualdades estructurales de los migrantes o aquellas que existen entre los barrios de una misma ciudad son otras de las grandes asimetrías", explica una de las autoras del informe, Julia García.

La vivienda es la otra gran fuente de malestar y desigualdad. Mientras uno de cada cuatro propietarios en España posee más de una vivienda, el grueso de la población (45%) dice sentirse afectado por la crisis de vivienda, según Oxfam. El 60% de personas sin casa en propiedad ve poco o nada probable comprar una.

Un ascensor social roto que confiamos en arreglar

España es consciente de la brecha de inequidad que sufre, pero cree que hay herramientas para sellarla. El 80% de los españoles reconoce vivir en un país profundamente desigual y la mitad cree que las posibilidades de progresar dependen directamente del origen. Sin embargo, el informe también constata un amplio respaldo social a medidas de redistribución, donde una mayoría apoya impuestos extraordinarios a la banca y a las grandes energéticas.

"Las prioridades para terminar con estas realidades injustas están claras para la ciudadanía. Reforzar los sistemas públicos y promover una fiscalidad que redistribuya mejor la riqueza", subraya García.

El 62% de los encuestados cree que el Gobierno y el sistema público son lo suficientemente robustos como para revertir las desigualdades.