La argucia de Cristóbal Colón para sobrevivir a una muerte segura en América: "Voy a hacer que la luna se llene de sangre"
Un almanaque astronómico les salvó a todos de un final fatal

La argucia de Cristóbal Colón para sobrevivir a una muerte segura en América: "Voy a hacer que la luna se llene de sangre"
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Madrid
Cristóbal Colón realizó un total de cuatro viajes a América al servicio de los Reyes Católicos. El primero y más famoso de todos ellos fue el realizado entre los años 1492 y 1493, popularmente conocido como el viaje del descubrimiento, cuando el explorador español y su tripulación llegaron a Guanahani y exploraron otras islas como Cuba y La Española. A este primer viaje le siguieron otros tres en los que pudieron conocer la inmensidad del continente. En el segundo exploraron las Antillas Menores, Puerto Rico y Jamaica, en el tercero llegaron por primera vez a la masa continental de América del Sur y en el cuarto exploraron la costa de América Central.
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Y fue en este cuarto y último viaje en el que estuvo a punto de perder la vida. Así nos lo ha contado Jesús Callejo este fin de semana en SER Historia, donde nos ha hablado acerca del accidente que sufrió el explorador y la argucia que utilizó con los locales para sobrevivir durante meses. El propósito de este cuarto viaje era hallar un paso marítimo hacia Asia. Pero, después de un año navegando, los recursos ya eran bastante limitados. Se les partieron dos embarcaciones en dos y las otras dos estaban muy deterioradas.
Los almanaques astronómicos de Cristobal Colón
De ahí que Cristóbal Colón y su tripulación se vieran obligados a encallar en la bahía de Santa Gloria, en Jamaica, viviendo en los cascos de los barcos encallados hasta que llegaron los refuerzos un año y cinco días después. Al principio, los indígenas de la isla les proporcionaron alimentos a cambio de todo tipo de trueques. Sin embargo, después de varios meses en los que los nativos denunciaron todo tipo de abusos por parte de algunos españoles, estos comenzaron a amotinarse y dejaron de suministrarles comida.

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En ese preciso instante, Cristóbal Colón recurrió a una argucia que les salvaría a todos de una muerte más que segura. El explorador, que tenía unos almanaques astronómicos en su despacho, sabía que el 29 de febrero de 1504 iba a producirse un eclipse de Luna de lo más singular.
El eclipse de Dios
Como los nativos no contaban con este tipo de almanaques y que tampoco sabían lo que era realmente un eclipse, Colón reunió a todos los caciques y les explicó que la haría desaparecer si no les seguían suministrando comida hasta que llegaran los refuerzos: "Si no nos dais comida, yo voy a hablar con nuestro Dios y voy a hacer que la luna esa que estáis viendo ahí arriba, esta noche se oculte y que se llene de sangre. Y va a permanecer así hasta que nos hagáis caso y nos deis alimentos hasta que venga el rescate".

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Y como no terminaban de creérselo, los nativos esperaron hasta la noche para ver lo que sucedía. Y, efectivamente, la luna desapareció como por arte de magia: "El eclipse se fue produciendo y, poco a poco, la luna fue cambiando a un tono rojizo. Los caciques empezaron a dar alaridos, empezaron a darse golpes en el pecho y a pensar que efectivamente lo que había dicho Colón era verdad y que les estaba castigando su dios por no dar alimentos y bebida a Colón y su tripulación". Gracias a esta argucia, los españoles consiguieron que le siguieran alimentando hasta que, en junio de ese año llegaron, por fin, los refuerzos y se salvaron todos.

David Justo
(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología que aborda la vida digital desde otro punto...




