Una experta desmiente el mito de los 10.000 pasos para tener buena salud: con muchos menos estás mejor

La doctora Montserrat Romaguera, autora de Mi médico me manda a paseo. Ejercicio físico, salud low cost ha compartido con Nacho Carretero, Aitana Castaño y Àngels Barceló lo que ha aprendido después de varias décadas "recetando chándal". Ella es médico de familia y también especialista en medicina del deporte, y coordinadora del grupo de ejercicio físico de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria. Pero no todos los médicos tienen tan claro que a todo el mundo le viene bien una receta de ejercicio personalizada a sus circunstancias personales, su edad, sus medios económicos o los recursos de los que dispone en la zona en la que vive.

La doctora Romaguera admite que a los médicos de su generación "todavía se nos ha educado mucho en que los fármacos lo curan todo. Pero en las nuevas generaciones ya va calando el mensaje. Porque hay muchísima evidencia científica de que la actividad física es prácticamente una varita mágica. Tiene más de cien beneficios en salud. También hay algún riesgo y es importante reconocerlo, porque no a todo el mundo hay que recetar lo mismo. Igual que si hablamos de un fármaco, la dosis o la frecuencia puede cambiar".

La ciencia no para de darle la razón a algo que sabe, con el cuerpo, todo el mundo que hace ejercicio. Como Nacho Carretero, que explica que entrenar beneficia su salud mental. La doctora lo confirma: "Las personas que hacen una actividad de forma regular, tienen menos ansiedad, menos depresión, menos insomnio, y consumen menos fármacos, que también tienen muchísimos efectos secundarios. Y por eso es tan importante nuestro rol como profesionales para ayudar, para dar este empujón al principio, para romper esta barrera, esta inercia, y cambiar".

Las barreras mentales que más nos cuesta superar para empezar a hacer ejercicio son las que se establecen desde la infancia. Si no hemos instalado ese hábito desde pequeños, es mucho más difícil. "Lo ideal sería que los niños lo tuvieran integrado en la familia, en la escuela, en las rutinas. La realidad es que para la mayoría de personas no es así". Y es importante distinguir entre actividad física y deporte, porque no es lo mismo y no debe haber confusión: "La palabra deporte implica competición. La competición no siempre es beneficiosa para la salud porque ponemos el cuerpo al límite. Queremos el máximo rendimiento y nosotros de lo que estamos hablando es de salud".

La doctora Romaguera insiste en las actividades que podemos hacer en casa, y recuerda que "nuestros antepasados iban a cortar leña, al río a buscar agua, o a la fuente, o al pozo, lavaban en el río... todas estas rutinas nosotros ya las tenemos supermecanizadas, tenemos mandos a distancia, aspiradoras y toda una serie de comodidades que nos dan confort pero evitan que hagamos actividad en casa". También enfatiza la importancia de ir andando a los sitios y evitar el coche, aunque "desgraciadamente" ir en bici o a pie muchas veces es peligroso. Ahí los ayuntamientos tendrían un papel importante.

¿Y cuánto hay que andar? No hace falta llegar a la famosa cifra que le viene a todo el mundo a la cabeza, la de los 10.000 pasos, porque con 4.000 al día ya hay muchos beneficios para la salud. Las pantallas son un enemigo del ejercicio, pero el podómetro que todos tenemos en el móvil puede ser un gran aliado. "Hay que buscar estrategias para hacer esta actividad, que se hace de puerta a puerta, que es gratis, que solo hace falta un calzado que sea cómodo y que puede ser una buena alternativa, aunque no es suficiente", explica.

Romaguera avisa: "Habría que añadir actividades de fuerza, que no quiere decir hacer culturismo. También es importante esto, porque a partir de los 40 o los 50 años la pérdida de masa ósea y de masa muscular es muy importante, y favorece el riesgo de caídas. Una persona que no tiene buena masa muscular es más fácil que pierda el equilibrio, se caiga, se rompa y pueda incluso quedar incapacitada por esta fractura. Por lo tanto, y en un país como el nuestro, donde la esperanza de vida es tan larga y donde encima gozamos de buen clima, hacer ejercicio es la mejor alternativa".

La barrera mental más importante es esa idea de que no tenemos tiempo. Dice la doctora Romaguera que "no se trata de criminalizar a nadie, ni de decir que son unos vagos o unos gandules" sino de buscar un equilibrio, y priorizar nuestra propia salud. Y da un dato: solo el 7% de las niñas españolas llegan a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de actividad física. Pensemos en los riesgos de la salud del futuro "de estas criaturas enganchadas a móviles, en viviendas pequeñas, en ciudades que están muy urbanizadas, con pocas zonas verdes, y pocos espacios para el ejercicio".

"En nuestra época, los sábados se podía ir al colegio. Y entre semana teníamos tres horas de patio. Yo iba con mis patines, marca Volador. Era un entorno seguro donde los niños podían hacer actividades", recuerda Romaguera. Las soluciones no son un misterio, ni complicadas de poner en marcha. Para lo sencillo que es hacer ejercicio, los resultados son extraordinarios: "Se ha visto que unos niños que crecen con unos entornos más activos, con esos valores, estarán más años escolarizados, y por lo tanto, podrán optar a mejores sueldos, pagarán más impuestos y esto enriquece a toda la sociedad. Y con su ejemplo, pues a su vez sus niños probablemente serán activos".

Es un cuento de la lechera social que empieza poniendo un pie delante de otro, pero para este cuento ni siquiera hace falta cántaro que se pueda romper. Aunque sí podemos meterle a lo mejor una mancuerna.