Vuelve la Inquisición

Madrid

Pedro Sánchez ha salido indemne. Este es el principal resultado político de la sesión que ha celebrado hoy la comisión de investigación del Senado sobre el “caso Koldo”.

El interrogatorio del Partido Popular no ha logrado romperle la compostura. No ha conseguido que diese un traspiés, ni que traicionase a su familia. No ha obtenido ni una sola frase ni contradicción alguna que le facilite seguir su frenética persecución, ahora, por la vía penal. No ha podido siquiera tapar los ecos del “caso Mazón”, que en realidad es el caso de su protector, Alberto Núñez Feijóo: es el “caso Feijóo”.

Pero hay algo tan o más interesante que esa cuestión política: la institucional. La ha resumido con exactitud el portavoz de Esquerra, Juanjo Queralt, al pronunciar la mejor frase de la sesión: que la comisión de investigación era, y es, de naturaleza “inquisitorial”. Queralt muy sabe qué significa eso: no ha aparecido ningún “hecho probado”. El senador es catedrático, y de amplia trayectoria, en Derecho Penal.

Los interrogatorios de la infame Inquisición, en efecto, se caracterizaban porque el acusador era siempre un corrupto moral-o-jurídicamente; porque interrumpía al acusado; porque obstruía su defensa; porque le impedía aportar o detallar datos, fechas, y cifras; porque inventaba pruebas de ataque; y porque se basaba en testigos falsos, o sobornados o anónimos. La única diferencia es que el inquisidor de ahora no puede recurrir a la tortura física ni puede dictar penas de muerte.

De momento.