Cuando la comodidad vence a la estética

Desde 2020, arrasa una tendencia que no para de crecer: los Ugly Shoes —o zapatos feos—. Es una moda unisex que además de ser una curiosa, también es de lo más funcional. Y es que desde la pandemia, han incrementado los diseños que explotan el confort por encima de lo que convencionalmente se ha entendido por elegante o sofisticado.

El auge de los ugly shoes, por ejemplo, marca un antes y un después en la industria del calzado, coincidiendo con el declive del tacón a favor de la comodidad. Hablamos de zapatos que antes utilizábamos de manera eventual y en el ámbito privado o sanitario —como los zuecos de goma— y que ahora se han convertido en un fondo de armario para cualquier moderno.

Son muchas las marcas que han crecido exponencialmente gracias al auge de los zapatos feos. Podríamos destacar los zuecos Crocs, las botas Ugg o las sandalias Birckenstock. Todos ellos son calzado plano que ofrecen una alternativa perfecta a las deportivas, a la vez que ese mercado empieza a dar síntomas de agotamiento tras unos años de ascenso meteórico.

Pero, aunque la tendencia de los ugly shoes es nueva, podemos encontrar muchos antecedentes históricos. El más lejano data del siglo XIV y trata de un calzado típicamente español —aunque su origen es francés—: las alpargatas o espardeñas. Su nombre proviene del material del que estaban hechas —el esparto— y eran sinónimo de pobreza, humildad y fealdad. Propios de las clases más bajas y del ámbito rural, solían fabricarse en casa: las mujeres trenzaban las suelas y el espartero añadía el tejido. Cuando Federico García Lorca llevó el teatro a los pueblos de España en su proyecto de La Barraca, declaraba: "En el teatro hay que dar entrada al público de alpargatas. ¿Trae usted señora un bonito traje de seda? ¡Pues usted fuera!"

Salvatore Ferragamo también tuvo que enfrentarse a ciertas críticas en su momento por sus diseños de calzado. Tras la época de racionamiento que asoló a Italia en 1935, empezó a utilizar materiales poco convencionales y menos costosos que la madera o el acero, que se usaban para estabilizar y moldear el arco de los tacones. Empleó el corcho para inventar las primeras plataformas en 1936: las Rinbow Sandals. A día de hoy, este diseño de hace un siglo sigue resultando impactante, que fue un diseño en homenaje a Judy Garland y a su papel en el Mago de Oz.

Y cómo olvidar uno de los ejemplos más impactantes de la historia del calzado: los zapatos armadillo. En 2010, Alexander McQueen lanzó este controvertido modelo que vistió los pies de Lady Gaga en el video clip de Bad Romance. Están hechos de madera y forrados de piel de serpiente, y sólo existen 21 pares. Son zapatos con la forma de este animal, altísimos y con una horma imposible que causan el efecto de un pie de otro planeta.