Las de la intuición
La ciencia descarta que la intuición femenina sea superior a la masculina, y Raquel Mascaraque pone el foco en la educación emocional

La semana pasada hablamos sobre la intuición y nos quedó la duda de si existe alguna diferencia entre la intuición femenina y la masculina. Hoy, Raquel Mascaraque nos trae estudios que respaldan —o no— esa distinción.
No hay ningún estudio sólido que demuestre que las mujeres tengan mejor intuición que los hombres. Lo que sí hay son diferencias promedio, pero no absolutas. Los estudios apuntan a que las mujeres suelen confiar más en su intuición —esa sensación visceral, ese "algo me huele raro"—, pero eso no significa que tengan un radar mágico.
O sea que eso de que las mujeres son las de la intuición, es una buena canción más que un facto. Aunque sí que hay matices interesantes.
Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Colonia encontró que las mujeres confiaban más en su intuición y le prestaban más atención, y eso incluso explicaba por qué algunas creían más en fenómenos como el destino o la suerte. No es que tuviesen mejor intuición, sino que daban más valor a esa información interna. Y como ya vimos el martes pasado, la intuición va ligada a la experiencia.
Para no caer en el neurosexismo —que es interpretar diferencias cerebrales como justificación de roles tradicionales—, es importante diferenciar si esa particularidad viene del cerebro o de la educación.
Por un lado, algunos estudios con neuroimagen muestran que, de media, los cerebros femeninos tienen más conexiones entre hemisferios, mientras que los masculinos las tienen dentro de cada hemisferio. Esto puede hacer que las mujeres tengan una integración más fluida entre emoción, cuerpo y lógica, lo que en algunos contextos se traduce en tomar decisiones más rápidas o en una lectura más fina de las señales no verbales. Pero no se puede generalizar porque tenemos que tener en cuenta el contexto. Que es lo que en realidad moldea el cerebro.
Tradicionalmente, las mujeres han sido educadas desde pequeñas para prestar atención al entorno emocional, al cuidado, a los detalles sociales. Todo eso entrena un tipo de sensibilidad que muchas veces se confunde con una "intuición mágica", pero que, en realidad, es una percepción emocional rápida.
No es un sexto sentido, es un sentido bien entrenado. Las mujeres tienen más permiso cultural para escuchar esa voz interna, mientras que a los hombres se les ha vetado durante años hablar de emociones, mostrar vulnerabilidad o guiarse por lo que sienten. Y eso también fortalece la intuición: porque escucharla requiere práctica, autoconocimiento y un lenguaje emocional afinado.
Son muchas las mujeres que han admitido abiertamente haber seguido su intuición. Oprah Winfrey, por ejemplo, dice que "ha confiado en la pequeña voz de su intuición toda la vida y que, la única vez que se equivocó, fue cuando no la escuchó".
También Elizabeth Gilbert, la autora de Come, reza, ama, contaba que sus grandes decisiones —viajar sola, dejar su trabajo, escribir ese libro— nacieron de un "no sé por qué, pero tengo que hacerlo". Dice que la intuición le ayuda a tomar decisiones menos convencionales, pero más auténticas. Sintió que estaba viviendo en piloto automático y decidió hacer caso a su instinto, cambiar de rumbo y reconectarse con lo que realmente quería.
Resumiendo, aunque es cierto que la mujeres confían más en ella, no hay evidencias científicas de que tengan mejor intuición. Las diferencias son una mezcla de la biología, la cultura, la educación, la manera de socializar... Porque las experiencias, emociones y aprendizajes influyen por completo en la manera que tenemos de percibir el mundo.




