Patricia Fernández de Lis: "Nuestros antepasados cooperaban voluntariamente en proyectos extraordinarios sin necesidad de reyes, faraones o esclavos"
El Imperio Romano construyó casi trescientos mil kilometros de carretera y en México se ha descubierto una de las construcciones más grandes de toda Mesoamérica

El sorprendente mapa de carreteras del Imperio Romano y la construcción más grande de Mesoamérica
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Madrid
La periodista de Ciencia, Patricia Fernández de Lis, trae dos nuevos descubrimientos científicos a Hora 25.
Pregunta: Un grupo de investigadores acaba de publicar algo que cambia, completamente, el mapa del Imperio Romano, y su historia.
Respuesta: Este descubrimiento, que hemos conocido hace nada, apenas un par de hora, une la historia antigua con la tecnología más moderna que se conoce. Un grupo de investigadores han logrado mapear digitalmente todo el Imperio Romano, en lo que eran sus dominios alrededor del año 150 de nuestra era. El resultado es espectacular: descubrieron más de 100.000 kilómetros de carreteras que no estaban registradas. Pasaron de 188.000 a casi 300.000 kilómetros de carreteras documentadas.
P: ¿Cómo es posible que haya habido carreteras tan grandes que no conocíamos?
R: Aunque parezca alucinante, nadie se había puesto a usar todas las herramientas que tenemos ahora mismo. Este equipo de científicos hizo algo revolucionario, que es combinar registros arqueológicos, documentos históricos, mapas topográficos e imágenes de satélite. Fusionaron métodos antiguos con tecnología moderna.
Al resultado lo han llamado Itiner-e. Es el mapa más detallado que existe de las carreteras romanas. Y es de acceso abierto, de acceso público. Otros investigadores pueden usarlo ahora para estudiar cosas fascinantes: cómo funcionaba el comercio, cómo se administraba políticamente el Imperio, cómo se propagaban las enfermedades, cómo migraban las personas… En fin es un cambio brutal para la historia de la historia del imperio romano.
P: ¿Cuáles son los números finales de este proyecto?
R: Itiner-e incluye unos 300.000 kilómetros. 299.000 de carreteras distribuidas en 14.000 secciones. De esas, 103.000 son carreteras principales, aproximadamente el 34,6%. El resto son secundarias. Todo esto cubre casi cuatro millones de kilómetros cuadrados.
P: No todas esas carreteras están igual de documentadas, ¿verdad?
R: No. Eso es importante que lo sepamos porque solo el 2,7% de las carreteras tiene una ubicación conocida con total certeza. El 89% está menos precisamente localizado, y el 7% son hipótesis. Los investigadores son muy honestos sobre esto.
P: Si ponemos esto en perspectiva, ¿cómo de grande era realmente el Imperio Romano en ese momento?
R: En el segundo siglo después de cristo, el Imperio tenía más de 55 millones de habitantes y se extendía desde Gran Bretaña hasta Egipto y Siria. 55 millones de personas conectadas por 299.000 kilómetros de carreteras. Sin aviación, sin ferrocarriles, solo ingeniería romana.
P: ¿Y había zonas que estaban más cubiertas por carreteras que otras?
R: Hay tres zonas: la Península Ibérica, Grecia y el norte de África. Estos territorios tenían una cobertura mucho menor que la zona central del Imperio porque demuestra que Roma conectaba todas sus periferias sistemáticamente. Sin esas rutas, el Imperio no habría podido funcionar como la máquina administrativa y comercial tan brutal que era.
Porque una carretera no es una carretera; es un registro de poder, economía, cultura. Las carreteras son el sistema nervioso de cualquier imperio. Al entender cómo estaban conectadas, entendemos cómo funcionaba toda una civilización.
P: Y otra historia que nos traes. Es un descubrimiento arqueológico que está cambiando todo lo que creíamos saber sobre las civilizaciones antiguas. Se acaba de descubrir en el sur de México una de las construcciones más grandes de toda Mesoamérica. Es invisible a simple vista y se construyó sin esclavos.
R: Este descubrimiento es muy Indiana Jones, parece de ficción de hecho. La construcción se llama Aguada Fénix, y está oculta. Se ha descubierto gracias a la tecnología LIDAR, que es como un láser que desentierra lo invisible.
Es especial por muchas razones, pero empecemos por lo básico: el tamaño. Estamos hablando de una plataforma enorme, levantada entre 10 y 15 metros del suelo, con 1.413 metros de norte a sur y 399 metros de este a oeste. Es como si levantaras una plaza del tamaño de casi 14 campos de fútbol.
A diferencia de las famosas pirámides mayas. Aguada Fénix no es vertical, es horizontal. Es una arquitectura masiva, monumental, pero que se pierde en el paisaje. Por eso nadie la había visto realmente hasta que llegó el LIDAR.
P: Esto se empezó a levantar alrededor del año 1050 antes de nuestra era. Esto significa que se construyó entre 800 y 1.000 años antes que las grandes ciudades mayas que conocemos todos.
R: Es tan antiguo que los arqueólogos ni siquiera están seguros de si esto es maya o no. La civilización maya estaba justo emergiendo en ese momento. Es como si hubiéramos encontrado el abuelo de todas las construcciones mayas.
En el centro de esta enorme plataforma hay algo que los arqueólogos llaman un "grupo E". Es una configuración arquitectónica que servía para observar el movimiento del sol. Si te paras en el montículo del oeste, puedes ver cómo sale el sol por el este, y en dos momentos específicos del año - el 24 de febrero y el 17 de octubre - el sol sale por el centro, en el eje central. Esos momentos están separados por 130 días, exactamente la mitad del calendario ritual maya.
Cuando excavaron en el centro, encontraron algo increíble: depósitos rituales que formaban un cosmograma. Una representación del universo en miniatura. Son pequeñas formaciones en forma de cruz con ofrendas y elementos pintados con diferentes colores. Son los restos arqueológicos coloreados más antiguos. Cada color marcaba uno de los puntos cardinales.
P: Han ampliado el foco y han descubierto que todo Aguada Fénix es un cosmograma gigante.
R: Sí. Cuando ves todo desde arriba, te das cuenta de que todo el sitio tiene forma de cruz, con un eje norte-sur y otro este-oeste. Todo el sitio fue diseñado según un plan coherente. Alguien planificó todo esto desde el principio para representar su visión del universo.
P: ¿Quién lo construyó?
R: Aquí llegamos a la parte que realmente cambia las reglas del juego. La arqueología siempre ha defendido una idea bastante fija y es que las grandes construcciones del pasado las levantaron sociedades con una marcada jerarquía social que recurrió al trabajo forzado, o sea, los esclavos. Las pirámides de Egipto, los templos mayas, los zigurats babilónicos. Todos construidos con trabajo esclavo.
P: Pero Aguada Fénix contradice todo eso.
R: Sí, los investigadores estiman que solo para levantar la plataforma central se necesitaron entre 10 y 13 millones de jornadas-persona. Eso es muchísimo trabajo. Pero las pruebas apuntan a que fueron centenares, quizá miles de personas que lo hicieron de forma voluntaria. ¿Y cómo lo saben? Pues en esa época no había grandes ciudades ni sociedades jerárquicas en la región. No han encontrado palacios ni residencias de élite. No hay esculturas de gobernantes. Nada que indique una sociedad jerarquizada. Y además, encontraron entre la tierra de la gran plaza arcillas de distintos orígenes. Como si cada comunidad que participaba quisiera dejar su propio sello.
Esto demuestra que nuestros antepasados eran capaces de cooperar voluntariamente en proyectos extraordinarios sin necesidad de reyes, faraones o esclavos.




