Un viaje al interior de una granja marina: una manera de democratizar el consumo de pescado
Código de barras visita una de las granjas situadas en el muelle de El Campello, donde se crían doradas, lubinas y corvinas a unas tres millas de la costa

T6 | E10 Radiografía del hurto, granjas marinas e influencers discretos
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Estamos en el muelle de El Campello, a punto de embarcar rumbo a la granja marina de Avramar. Antes de subir al barco Javier Ojeda, gerente de Apromar, la patronal del sector, habla de los beneficios de la acuicultura que, nos dice, reduce la captura de los peces salvajes y genera empleo. Sin ella, añade, "no habría pescado para todos, y cuando no hay pescado para todos los que tienen dinero tienen pescado y los que tienen menos dinero no tienen pescado. La acuicultura cumple esa función democrática para que incluso las personas con menos recursos puedan comer este super alimento que los médicos nos recomiendan".
A bordo de la embarcación nos vamos acercando a los viveros. Sobre la superficie del mar divisamos unas formas elípticas flotantes, rodeadas y cubiertas por redes negras. Hay 40 jaulas, nos explica uno de los responsables de Avramar, con capacidad para producir 5.000 toneladas de pescado al año. Llegamos justo a la hora de comer. La plataforma de alimentación está en una barcaza central que tiene ocho silos con capacidad para 400 toneladas de pienso. El control de la alimentación se hace desde tierra, dentro de cada una de las jaulas hay cámaras que permiten vigilar el comportamiento del pescado. Si baja la actividad a la hora de comer el operario desde tierra baja la velocidad con la que se suministra el alimento.
¿Y qué comen estos peces? El Director General de Avramar, Tahiche Lacomba, nos explica que, como cualquier ganadería, se alimentan de pienso. Dependiendo de la especie tiene parte de harina de pescado que procede fundamentalmente de la anchoveta. Se utilizan también harinas y aceites vegetales de soja y de maíz. Cada vez más, señala Lacomba, se reutiliza el aceite de la industria salmonera que procede de los desperdicios generados cuando se hace un filete. Al final la idea es necesitar cada vez menos pescado para hacer un kilo de pescado.
El bulo de los antibióticos
Nos acompaña en esta visita Ariadna Sitjà, científica del CSIC, Directora del Instituto de Acuicultura Torre de la Sal. La ciencia, la investigación, nos dice, ha sido esencial para la producción de los peces y la existencia de estas granjas marinas. Fue en los años 70 cuando se iniciaron los estudios para cultivar lubina en cautividad coincidiendo con la inauguración del Instituto Torre de la Sal que ella dirige. "Se tuvo que hacer absolutamente todo, desde estudiar cómo ponen los huevos, cómo dar de comer a las larvas, cómo engordar a los alevines, etcétera. Conseguir un producto de calidad habría sido imposible sin la investigación".
Hoy la ciencia apoya a este sector y es importante, nos dice Sitjà, que la sociedad sepa en que consiste la acuicultura para que la gente no se alimente de bulos.
Uno de los bulos que quieren desmontar es el de que a estos peces se les atiborra de antibióticos. Es falso, señala la investigadora, en España existe una legislación muy estricta respecto al uso de los antibióticos en toda la producción animal. Hay muy pocos antibióticos autorizados en acuicultura y siempre tiene que ser un veterinario el que haga la prescripción para tratar a la bacteria concreta que haya provocado un brote en esa granja. Además, se garantiza que se haya eliminado por completo ese antibiótico antes de que el pescado llegue al consumidor.
Hablamos también del valor nutricional que "es tan fantástico como el de pesqueria", nos dice. No sólo es el mismo sino que en el código de barras de la caja en la que va el pescado, indica Sitjà, tienes la trazabilidad del animal desde el minuto cero. Sabes qué ha comido ese pez, qué tratamientos ha tenido, en qué agua se ha criado. Sin embargo, de los peces salvajes no sabes si han comido plásticos o han estado en aguas contaminadas.
Acabamos hablando de retos. El de hoy, nos dice, es evitar la caída del consumo de pescado en España sobre todo entre los jóvenes. Hay que transmitirles las bondades de comer pescado. Además, hay que apostar, nos dice, por ir hacia cultivos que integren no solo peces sino también algas y moluscos creando verdaderos ecosistemas. Por último, nos habla de la acuicultura regenerativa la que tiene como objetivo no sólo el producto si no que esté pensada para que los organismos que se cultivan contribuyan a mejorar la calidad del agua.




