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Ocio y cultura

La operación secreta que permitió desmontar el franquismo desde dentro

El documental desvela documentos, testimonios y maniobras que permitieron convocar elecciones democráticas desde el interior del propio régimen

'Voladura 76', la operación secreta que dinamitó el franquismo

Madrid

El año 1976 aparece habitualmente difuminado entre los hitos de la muerte de Franco en 1975, las elecciones democráticas de 1977 y la Constitución de 1978. Sin embargo, "sin lo que ocurrió en aquel año, nada de lo que vino después habría sido posible" explica Marisa Lafuente, directora de 'Voladura 76' en La Ventana. El documental, que se estrena este viernes en Televisión Española, reconstruye aquel momento a medio camino entre la crónica política y un thriller de espías, con personajes, presiones y estrategias que hoy parecen de guion cinematográfico.

Producido por Catorce, en asociación con RTVE Play, la pieza indaga en un episodio apenas conocido de la Transición: la operación clandestina con la que el equipo de Adolfo Suárez logró impulsar la reforma política desde el interior del propio régimen.

La idea y el "historión" oculto

La directora llega a este episodio mientras graba su anterior documental sobre los Borbones. En algunos textos encuentra referencias al llamado "harakiri de las Cortes Franquistas" y se pregunta cómo fue posible que el propio régimen votara su desaparición. "Había muy pocas cosas publicadas y empecé a investigar", cuenta. "Encontré un 'historión' con un toque de espías, una trama de gente muy inteligente que llevó a cabo una operación muy medida".

El resultado es un relato construido a partir de documentos, entrevistas y el testimonio clave del teniente general Andrés Cassinello, responsable del SECED, equivalente al futuro CESID y al actual CNI.

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El jefe de los espías y la llave de las 530 cerraduras

El 10 de septiembre de 1976, Adolfo Suárez anuncia en televisión su proyecto de Ley para la Reforma Política. Tenía la llave jurídica para convocar elecciones, pero necesitaba abrir 530 cerraduras: las de los procuradores de las Cortes Franquistas, quienes debían votar a favor de la norma que ponía fin al propio régimen. Era, en palabras de Lafuente, "un marrón de narices".

Ahí entra Cassinello, militar de talante aperturista, estrechamente vinculado a la CIA y figura decisiva en el apoyo al rey Juan Carlos y a Suárez. Dirige la llamada 'Operación Vendimia', encargada de "persuadir" a los procuradores mediante un trabajo minucioso de inteligencia, vigilancia y elaboración de dosieres. "En esta operación trabajan operadores que tenían que tener vigilados a todos los procuradores", relata la directora. "Negociaban con ellos, lidiaban con su ego, su miedo y su ambición. Se llamaba operación tenedor porque literalmente se sentaban a comer con cada uno para averiguar cuál era el botón que había que pulsar".

Lafuente recuerda que convencer a Cassinello para participar no fue fácil. "Me costó más de tres o cuatro meses", admite. "Nos dijeron que antes debíamos olernos, ver si había confianza. Y así estuvimos casi un año".

Ausencias calculadas y un viaje al Caribe

Entre los detalles más sorprendentes de la operación está la ingeniería que permitió que determinados procuradores no estuvieran presentes el día de la votación. El documental reproduce el relato de hijos de algunos de ellos, que explican cómo sus padres desaparecieron del hemiciclo sin saberlo. Sin desvelar demasiado, Lafuente concede un guiño: "Puedo decir que hubo un anzuelo en forma de dietas suculentas y de paisajes caribeños".

La maniobra consistió en invitar a varias decenas de procuradores del tercio sindical, los más reacios a la reforma, a un congreso en Panamá con todos los gastos pagados. El objetivo era apartarlos de la votación sin comunicarles la fecha exacta. "Es increíble que hayan pasado tantos años sin que se supiera", afirma uno de los exmiembros del CNI entrevistados en la película. "A los procuradores se les mandó fuera un mes antes".

Los ausentes ya no pueden contar su versión, pero el equipo del documental la reconstruye a través de sus familiares y de antiguos agentes.

Un trabajo de espionaje sentimental

El resto de los procuradores fueron objeto de un trabajo casi artesanal. "Se trató de una investigación sentimental de cada uno de ellos", explica Lafuente. Espías infiltrados en ámbitos profesionales, universitarios y sociales recogían información para saber cómo convencerlos. "Suárez tenía un equipo de confianza que sabía que la única forma de traer la democracia era esta", añade la directora. "Todo el país estaba pendiente. Los procuradores no tenían ni idea de lo que iba a pasar. No fue nada fácil".

Con Voladura 76, Lafuente pretende arrojar luz sobre un capítulo apenas divulgado de la Transición. "Hay que tratar la historia con cariño", resume. Y, a veces, para entenderla, también hay que asomarse a las zonas donde se mezclan la política y el secreto.