Todo iba bien hasta que el whisky convirtió la batalla ficticia en una pelea real entre 800 extras
Lo que comenzó como un sorbo para templar el cuerpo se convirtió en un caos inesperado en pleno campo de batalla

Todo iba bien hasta que el whisky convirtió la batalla ficticia en una pelea real entre 800 extras
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El rodaje de Los inmortales (1986) en las colinas escocesas estaba llamado a ser una de las escenas más espectaculares del cine de aventuras de los años 80. La producción había preparado una batalla épica entre clanes, con 800 estudiantes de la Universidad de Glasgow contratados como extras. Vestidos con faldas a cuadros, armados con espadas auténticas y escudos metálicos, debían recrear un combate medieval bajo la dirección de Russell Mulcahy.
Por la mañana todo transcurría según lo previsto: las cámaras rodaban, los figurantes seguían las indicaciones y la coreografía parecía funcionar. Pero el frío escocés y las largas horas de espera hicieron que muchos recurrieran a la solución más rápida para entrar en calor: el whisky. Lo que comenzó como un sorbo para templar el cuerpo se convirtió en un caos inesperado en pleno campo de batalla.
Cuando el alcohol hizo efecto, la ficción se desbordó. Los extras, ebrios y exaltados, empezaron a lanzarse espadazos de verdad. Las risas se transformaron en gritos y el rodaje en una pelea campal con armas reales.
La situación obligó a detener la filmación de inmediato. Hubo heridos leves, caos en el set y un equipo de producción que tuvo que reorganizar la jornada para evitar que la épica batalla terminara en tragedia. Desde entonces, la anécdota se convirtió en leyenda dentro del cine de aventuras, símbolo de los excesos y la improvisación que marcaron aquella década.
Los inmortales no solo mezclaba fantasía, acción y romanticismo en la pantalla; también fuera de ella se vivieron momentos tan desmesurados como la historia que contaba. La película, que no fue un gran éxito en su estreno, acabaría convertida en obra de culto, con secuelas, series y una banda sonora inolvidable firmada por Queen. Pero ninguna curiosidad supera la imagen surrealista de 800 guerreros medievales borrachos, peleando de verdad en las colinas escocesas.
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Richard Burton, ‘Los inmortales’ y capitán Vidal




