Siete nominaciones y ningún Óscar: la gran injusticia que marcó la historia del cine

Madrid

El protagonista de este nuevo episodio de Sucedió una noche es uno de los grandes actores del panorama cinematográfico británico, ha protagonizado grandes películas a lo largo de su carrera, pero, sin duda, una de las características que más le definen es su mala suerte en las galas de los premios Óscar.

Burton no consiguió nunca alzarse con una estatuilla, pero sin duda no estuvo falto de oportunidades. El actor fue nominado a los Óscar en siete ocasiones, pero en todas ellas fracasó.

Siete nominaciones

Richard Burton es un gran ejemplo de todos aquellos episodios injustos que se han vivido en la historia de Hollywood. Su relación con los premios de la academia dio inicio en el año 1953, cuando Burton fue nominado a mejor actor de reparto por su aparición en la producción estadounidense Mi prima Rachel.

Durante las siguientes tres décadas, Richard Burton acumuló seis nominaciones más a los Óscar, todas ellas a la categoría de mejor actor principal. Algunas de las películas por las que se nominó al actor fueron Becket, La túnica sagrada o Ana de los mil días.

La inspiración de Elizabeth Taylor

Al principio de su carrera, Burton trataba de hacer todas las películas posibles, independientemente de su valor artístico. Pero con los años, su mentalidad fue cambiando, y empezó a tomar en consideración lo artístico y lo estético de sus proyectos.

Esta evolución en la mentalidad de Burton se la atribuye directamente a la que era su esposa del momento, Elizabeth Taylor. "La razón está ahí, es mi mujer", declaraba en una entrevista el británico, "ella sabe mucho sobre el cine y me convenció de que no debo considerar el hacer películas solo como un medio para llenar el tiempo entre mis actuaciones en los escenarios", añadía.

Una relación de mucha intensidad

A pesar de que manejaban una compenetración muy fuerte, la pareja terminó finalizando su relación, y aunque tuvieron algunos episodios leves de romance tras su ruptura, nunca volvieron a ser lo mismo.

El actor defiende que mantener una relación con tanta fuerza e intensidad como la suya con Taylor era como sostener "un punto de ebullición" que, tras un largo tiempo, "inevitablemente" se acaba desbordando.