'Bohemian Rhapsody': la obra maestra de Queen cumple 50 años
En 1975, el grupo británico 'Queen', encabezado por Freddie Mercury, sacaba a la luz su disco 'A Night at The Opera', que incluía en su 'set list' la mítica canción

Se cumplen 50 años de una de las canciones míticas de la música moderna, 'Bohemian Rhapsody' / YouTube

Madrid
Hace ya 50 años, salía a la luz una de las canciones más recordadas en la historia moderna de la música. De la mano del grupo británico Queen, encabezado por Freddie Mercury en la figura de vocalista, salía a la luz el disco A Night at The Opera, que dentro de sus canciones incluía a la mítica Bohemian Rhapsody.
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Queen le regaló a los fanáticos de la música un innovador concepto que fusionaba aires clásicos, propios de las obras musicales románticas, con sonidos modernos de la guitarra eléctrica y la batería. Esta canción marcó un antes y un después, ya no solo en el mundo del rock, sino en todo el panorama de la música moderna.
La modernización del romanticismo
Queen propone con Bohemian Rhapsody un viaje a la música clásica que se hace evidente con el sonido de las primeras notas. La canción, haciendo justicia a su nombre, mantiene la estructura propia de una Rapsodia, un tipo de pieza musical del romanticismo que se caracteriza por juntar de forma libre diferentes secciones de temáticas distintas y un ritmo desigual.
El tema comienza con un pequeño coro a cuatro voces, que forman una perfecta armonía a capella que recuerdan a las voces del primitivo canto gregoriano. Según pasan los segundos, el resto de elementos se van añadiendo a la canción, generando un conjunto mucho más complejo, pero que no pierde la elegancia del inicio.
El primer paso es la unión de un suave piano que acompaña a la figura solista de Freddie Mercury con un único motivo que congenia de maravilla con el tono del cantante. Tras casi un minuto y medio de música, por fin hace aparición el clásico sentimiento rockero de la banda a través del ritmo de la batería y los rasgueos de la guitarra eléctrica. El mítico solo de Brian May será la señal que marque el final del primer capítulo de esta obra y cederá el paso a un ritmo mucho más ágil, acompañado otra vez de ese sonido coral clásico.
Un momento de liberación
Este segundo episodio representa lo moderno y lo agitado. La banda británica aprovecha estos casi dos minutos para liberar toda esa energía que habían mantenido contenida durante la primera parte del tema.
Roger Taylor crea ritmos más complejos y acelerados utilizando todos los tambores de la batería. Esta percusión se entremezcla con una línea de bajo simple pero efectiva de Jhon Deacon y una potente línea melódica en la que Mercury y May se van alternando el protagonismo entre voz y guitarra.
Finalmente, el ritmo de la canción vuelve a reducirse notablemente para cerrar ese viaje de ida y vuelta con el mismo sonido que se utilizaba en el comienzo de este tema.
El videoclip como guinda del pastel
Esta maravilla musical, que ya alcanzaba un gran reconocimiento simplemente con su sonido, terminó de triunfar con un interesante e innovador videoclip que consiguió llevar a Queen en volandas hacia el éxito en las listas de ventas de la época.




