El revisionismo de la ultraderecha que recorre el mundo
La ultraderecha crece y con ella la normalización de los periodos dictatoriales en países como España, Italia, Alemania, Argentina o Chile

El revisionismo de la ultraderecha que recorre el mundo
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Madrid
Esta semana se han cumplido 50 años de la muerte de Franco y, pese a haber pasado medio siglo, la dictadura no está tan mal vista como se podría esperar. Según una encuesta elaborada por 40dB. para la Cadena SER y El País con motivo de esta efeméride, uno de cada cuatro españoles valora la dictadura franquista como 'ni bien ni mal' y el 15% asegura tener una visión positiva. En el electorado de derechas, entre los votantes del PP, solo el 38% la valora negativamente y uno de cada cinco bien o muy bien. Vox es el único partido con más partidarios que detractores del régimen.
En el Congreso de los Diputados, los de Abascal nunca han condenado el franquismo. El año pasado, el Congreso retiró parte de un discurso de un diputado de Vox por hacer apología de la dictadura. Manuel Mariscal la defendió sin citarla: “Gracias a las redes, muchos jóvenes están descubriendo que la etapa posterior a la guerra civil no fue una etapa oscura como nos vende este Gobierno, sino de reconstrucción, de progreso y de reconciliación para lograr la unidad nacional". La ultraderecha contemporiza, normaliza, cuando no justifica o reivindica, la dictadura en una estrategia que se replica en otros países con pasados dictatoriales.
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En Italia, el partido de la primera ministra, Fratelli d'Italia, tiene su origen político en el postfascismo italiano. Hace tres semanas se hizo viral un vídeo en el que aparecía un grupo de jóvenes coreando canciones de los camisas negras y ensalzando a Mussolini. Y aunque Giorgia Meloni se ha desmarcado de su pasado más radical, no ha condenado los hechos y ha guardado silencio ante la indignación social.
En Alemania, Alternativa para Alemania (AfD) fue la segunda fuerza más votada en las elecciones federales del pasado febrero y hace dos meses triplicó su resultado anterior en las municipales de Renania del Norte-Westfalia, el estado más poblado del país. El partido ha sido designado como una organización de extrema derecha por la agencia de inteligencia alemana encargada de las amenazas internas al sistema democrático. El máximo responsable de la formación en Turingia fue condenado por utilizar una expresión nazi en un discurso.
Al otro lado del Atlántico, los tres candidatos de la derecha y la ultraderecha en la primera vuelta de las elecciones chilenas han reivindicado o justificado el golpe de Estado de Augusto Pinochet. El que pasó a la segunda vuelta, y que probablemente se convierta en el próximo presidente del país, dijo en una entrevista que si el dictador estuviera vivo, lo votaría. En otra ocasión elogió el levantamiento militar: "Fue el pueblo de Chile que se levantó y le solicitó a las fuerzas armadas que hicieron un pronunciamiento militar. Y yo lo valoro y le doy las gracias por haber dado libertad a nuestra patria. Si no, estaríamos quizás peor que Cuba y Venezuela".
Y en Argentina, el presidente, Javier Milei, ha recortado la financiación de los organismos públicos que investigan y buscan a los desaparecidos de la dictadura, y niega las cifras que manejan las organizaciones. "No fueron 30.000 los desaparecidos, son 8.753", dijo en su primer debate presidencial. Para Milei, en los años 70 en Argentina hubo "una guerra" entre "las fuerzas del Estado" y "los terroristas montoneros", y que ambos bandos "cometieron excesos".
La "batalla cultural"
"La cultura política con la que se construye Europa occidental al término de la Segunda Guerra Mundial y que implementa todo el proceso de integración europea, es una política netamente antifascista. Pero claro, las cosas no son eternas, las sociedades se transforman, cambian, se modulan... Y las generaciones se interpretan a sí mismos en función de sus propios problemas", comenta a la Cadena SER Antonio Moreno Juste, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid.
Según explica, estos discursos revisionistas se producen después de "cierto colapso" del modelo del estado del bienestar (hasta los años 70 del siglo pasado), donde la agenda política la marcaba la izquierda, y del modelo de libre mercado (hasta 2008-2010), donde el discurso hegemónico fue el de la derecha. "Estamos en un momento en el que no sabemos muy bien quién marca ni cómo se marca agenda política", dice. "En este mar es donde están ellos navegando, y ahora lo que se está produciendo es una brutal batalla cultural en la que estamos todos inmersos: medios de comunicación, la universidad, etc. que no solamente afecta a España, sino al conjunto de Europa occidental y más allá", señala Moreno Juste.
En España, este historiador apunta dos hechos diferenciales que facilitan este tipo de discursos. Primero, que el franquismo no fue derrotado en el campo de batalla: "La dictadura no desapareció como se produce en la Segunda Guerra Mundial en 1945 y esto, evidentemente, pues ha tenido unos costes y unas consecuencias". A eso añade "la forma en que se ha encardinado la transición y el debate que hay sobre si es un pacto entre las élites o una cuestión que viene desde abajo".
Según la encuesta de 40dB., los hombres más jóvenes son el segmento de la población que tienen una mejor opinión sobre la dictadura. "Según se ha ido alejando el tiempo y las nuevas generaciones no han conocido la dictadura, el conocimiento que tienen del pasado se minimiza y, por tanto, es muy fácilmente manipulable", indica Moreno Juste. En su opinión, la "respuesta democrática" a esta "ofensiva cultural" pasa por "recuperar el espacio público de alguna manera y construir algún tipo de narrativa inclusiva que sea más diversa, más firme, que tenga en cuenta los problemas de la gente de hoy". Y añade: "La representatividad de los partidos tradicionales cae en picado y esa orfandad es recogida por estas fuerzas políticas que son netamente antidemocráticas". "¿Esta marea es fácil de detener? Yo lo veo complicado, al menos a corto plazo", concluye.

Carlos Sevilla
Periodista en el equipo de Informativos del Fin de Semana de la Cadena SER. Antes pasé por la sección...




