"No es algo muy común": la verdad detrás de uno de los grandes mitos sobre los nómadas del mar

Durante años se ha repetido una idea fascinante sobre los llamados nómadas del mar, capaces de sumergirse durante varios minutos y descender a profundidades extremas sin ayuda artificial. La imagen de estos pescadores austronesios, conocidos como Bajau Laut, viviendo entre palafitos y aguas cristalinas en el triángulo de coral —entre Filipinas, Sulawesi y Borneo— ha alimentado un mito que parece sacado de una novela de aventuras. Pero ¿qué hay de cierto?

En el programa SER Historia, el viajero Luis Tobajas desmontó la leyenda: "Yo había leído que podían bajar hasta 40 o 50 metros y aguantar cinco minutos sin respirar", explicó. "Los Bajau con los que hablé me contaban que, como mucho, bajan 9 o 10 metros y aguantan uno o dos minutos bajo el agua. Alguno puede superar eso, pero no es lo habitual", explicó Tobajas.

De dónde viene el mito

Un estudio genético popularizó la idea de que los Bajau tenían un bazo más grande que les permitía almacenar más oxígeno. Pero la muestra era reducida y no representa a toda la comunidad. "Cuando empiezas a escarbar un poco te das cuenta de que la historia no es tan real o tan bonita como este mito", señaló Tobajas.

Los Bajau viven sobre el mar, en palafitos, y dependen de la pesca y el intercambio para conseguir agua dulce. "Su día a día es despertarse, pegar un salto del palacito directamente al agua y pescar", relató Tobajas.

Leyendas que explican su nomadismo

Una de sus historias más conocidas habla de una princesa llamada Ayan Sayesa, destinada a casarse con el príncipe de Zulu. Cuando fue raptada por el sultán de Brunéi, los guardianes que no lograron rescatarla fueron condenados a no tocar tierra firme. "Esos primeros guardianes serían los ancestros de los Bajau actuales", explicó Tobajas.

Creencias y rituales

Aunque la mayoría son musulmanes, creen en el Inbody Loud, el espíritu del mar. El primer pescado del día se devuelve al océano como homenaje a los ancestros. Incluso en la muerte, el vínculo persiste: "Cuando se entierran, el cuerpo está orientado hacia La Meca, pero la mirada hacia el mar", contó Tobajas.

Más allá del mito

Los Bajau son expertos buceadores, sí, pero dentro de los límites humanos. Y quizá ahí reside su grandeza: en la adaptación humilde a un medio que para la mayoría sería imposible.