"Mil gracias por la pobre seguridad": así fue como los ladrones de 'El grito' consiguieron mofarse de todo el mundo
El autor del robo ya había robado anteriormente otro cuadro de Munch

"Mil gracias por la pobre seguridad": así fue como los ladrones de 'El grito' consiguieron mofarse de todo el mundo
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Madrid
Después del tan sonado robo en el Museo Louvre de París el pasado mes de octubre, Jesús Callejo ha aprovechado su viaje en el Cronovisor de SER Historia para recordar otro destacado robo en el mundo del arte, como fue el caso de una de las versiones de El grito de Edvard Munch.
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Todo ocurrió en el Museo Nacional de Oslo, el 12 de febrero de 1994, misma fecha en la que se inauguraban los Juegos Olímpicos de invierno de Lillehammer a unos 135 kilómetros de Oslo. ¿Qué relación tiene este evento y por qué aprovecharon los ladrones este día para robar? Precisamente porque las medidas de seguridad y, sobre todo, mucha policía se había ido a los Juegos.
Como consecuencia, no existían en esa fecha las medidas que sí que estaban el resto del año. Aún así, este museo tenía un sistema de seguridad muy modesto y los ladrones eran conscientes de ello. Cámaras muy básicas, cerraduras simples y sin guardias armados las 24 horas.
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Dejaron un mensaje "muy divertido"
Por lo tanto, a las seis de la mañana, dos hombres treparon por la escalera hasta la ventana del museo, la cual rompieron y utilizaron como puerta. Cogieron la pintura, la retiraron del marco en el que estaba y huyeron, pero antes, dejaron en la pared un mensaje "muy divertido" a juicio de Callejo. "Mil gracias por la pobre seguridad", escribieron los ladrones. El robo en sí ocurrió en 50 segundos.
Meses después, los ladrones intentaron negociar con el gobierno noruego y pidieron un rescate de un millón de dólares. La policía llevó a cabo una operación encubierta y pusieron determinadas trampas en las que cayeron los ladrones –o eso creían las autoridades, porque, realmente, se habían dejado pillar–. Finalmente, se tardó tres meses en recuperar la obra robada y fue en un hotel en el que, precisamente, Munch solía veranear.
Se supo quién fue el cabecilla e intelectual que ideó el robo y, sorprendentemente, fue un futbolista muy conocido de un equipo de fútbol de Noruega, llamado Pål Enger, que murió en julio de 2024. Este futbolista, además, ya había cumplido condena por otro robo en el año 1988 por El vampiro –también conocido como Amor y Dolor–, otro cuadro de Munch.

Luna González Gala
Estudiante de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.




