"Me lo dijeron después de comérmelo": el día que Antoni Daimiel acabó comiendo samuros pensando que era pollo

Madrid

Antoni Daimiel es un auténtico aventurero. A pesar de que siempre ha estado hasta arriba de trabajo, lo que le ha impedido viajar todo lo que le gustaría, el periodista siempre ha aprovechado hasta el más mínimo resquicio para recorrer el mundo junto a su familia. De hecho, cree que es uno de los tres grandes placeres de la vida. Así lo ha reconocido en el último programa de SER Aventureros, al que ha acudido en calidad de invitado para hablarnos acerca de su pasión por los viajes y algunos de los destinos turísticos que más le han sorprendido en todo este tiempo.

A lo largo de esta entrevista, Daimiel ha explicado que todo comenzó algunos años antes de que comenzara a trabajar cubriendo partidos de la NBA: "Antes de viajar con la NBA empecé a hacer viajes más o menos aventureros. Sobre todo me centré mucho en Centroamérica. Empecé con Venezuela en el año 95, que fue un viaje espectacular. Es un país que si se pudiera visitar normalmente tienes de todo ahí metido. Y todo bueno. Me lo recorrí prácticamente todo". Y tras esta primera gran aventura en Sudamérica, decidió continuar por Centroamérica: "He viajado mucho por Panamá, Costa Rica y Guatemala. También por el Salvador, por Honduras y por Yucatán. Me encantó esa época".

Los viajes de Daimiel

Sin embargo, a medida que han ido pasando los años, este ha tenido que cambiar su forma de recorrer el mundo: "Con los años hemos tenido que adaptar los viajes a la familia. Recientemente he estado en Perú, que me encantó por supuesto, y también a Islandia y Noruega. Me da rabia que África lo he visitado menos y me da cosa que se me haya pasado la edad". De hecho, reconoce que le encantaría descubrir algunas de sus joyas ocultas, aunque primero visitará probablemente otros destinos como Japón y Vietnam.

Atravesando el Atlas

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Y después de hablar acerca de todo tipo de viajes, ha rescatado una anécdota de lo más singular que tuvo lugar precisamente cuando estaba en Venezuela: "Tengo una anécdota bastante graciosa de cuando fui al río Orionoco y a la zona del Parque Nacional Canaima. Recuerdo que aquella noche tuvimos que dormir en unas hamacas mientras escuchábamos todo tipo de ruidos en medio de un campamento. Y claro, estaba bastante asustado". No obstante, no dudó en seguir a los locales cuando les explicaron que tenían que ir a un comedor al aire libre.

"Era un pollo un poco raro"

Después de llegar al comedor, estos le explicaron que le iban a dar pollo para comer. Sin embargo, resultó que era mentira: "Después de comer vino un empleado, me hice amigo de él, y mientras hablábamos que confesó que lo que pensábamos que era pollo no lo era realmente. Nos explicó que lo que estábamos comiendo realmente eran samuros, que es una especie de cuervo, una ave carroñera".

Y reconoce que estaban bastante bien: "Colaba perfectamente como pollo. Era un pollo un poco raro, pero la verdad es que colaba. Y como ya me lo dijo después de comerlo, pues no pasó nada".