Del tráfico a la puntualidad: cómo el cerebro se adapta a una cultura diferente
Raquel Mascaraque nos habla de los cambios que experimenta el cerebro al transitar por culturas y costumbres distintas

La periodista especializada en psicología emocional de 'Si amanece' continúa en República Dominicana, donde lleva una semana observando la vida, el tráfico, el día a día de la zona... Sin embargo, se ha fijado en algo mucho más profundo: cómo reaccionan a eso sus neuronas. Todavía está intentando entender por qué en este país un 'en 10 minutos estoy' suele significar una hora, ya que la cultura dominicana, tal y como relata Mascaraque, es un máster acelerado en psicología social aplicada al caos organizado.
Del tráfico de Santo Domingo es normal escuchar locuras sobre lo complicado que es y Mascaraque no lo niega, todo lo contrario. Según la periodista, para un trayecto de 4 kilómetros puede pasar casi una hora, y no es el rato más tranquilo de tu vida. Te pasan coches por la derecha, izquierda, por el arcén, motos con tres o incluso cuatro personas, sin casco, mirando el móvil, comiendo pollo…
Algo muy curioso del tráfico en Santo Domingo es el uso del claxon. En España se usa mucho para llamar la atención o alertar de algo en la circulación, en cambio, en Santo Domingo lo emplean para avisarse entre ellos porque en cuanto ven un hueco, lo utilizan para colarse.
Otra curiosidad es que usan mucho el coche y poco el transporte público porque el metro no suele funcionar bien. Esto atiende a un símbolo de estatus social: no tener coche simboliza un estatus inferior y en Santo Domingo cuidan mucho la apariencia. Tanto que allí se conceden muchos créditos para que la gente se pueda comprar uno. Otra cosa que llama la atención de Mascaraque es que la mayoría tienen las lunas tintadas.
Respecto a los largos '10 minutos' de Santo Domingo, Mascaraque afirma que la razón psicológica que lo explica está relacionada con el ámbito antropológico. En esta rama se habla de culturas monocrónicas como España: orden, puntualidad... y culturas policrónicas, donde el tiempo es flexible, permeable, emocional.
Aunque el tráfico pueda parecer misión imposible, Mascaraque da la clave: no distraerse ni un solo segundo. De lo contrario te toparás con gallinas, perros, caballos, vacas (que cruzan con prioridad), muchísimas motos, coches aparcados en el arcén… toda una aventura.




