El dilema de Maruja Torres que no le deja dormir: "Tengo un problema con España y otro con mi cama"

Tengo un problema con España y otro con mi cama, que es de medidas no convencionales, de las de sube y baja. No encuentro en el mercado las colchas adecuadas y todos los nórdicos o se me quedan cortos o arrastran por el suelo.

Ah, pero, de tanto ver banderas españolas por doquier, con o sin aguilucho, una idea creo que patriótica a la par que práctica empezó a abrirse camino en mi cabeza mientras contemplaba el culmen rojigualdo de la concentración de momios (así llaman muy adecuadamente en Chile a los derechones: momios) en torno al pobre templo de Debod.

La idea que tuve era tan potente que triunfó contra otra que me tuvo obsesionada durante un buen rato. A saber, cómo convocar a Isis y, si fuera menester, a Osiris, para que de repente la presa de Asuán o por lo menos el puñetero Mar Rojo partido por la mitad, se materializara allí mismo, aunque fuera en croma.

Superando esta reconfortante imaginería triunfó lo práctico y me dije, Maruja, corre a Amazon, seguro que tienen banderas del tamaño de tu cama y de paso interiorizas tu nacionalidad, que buena falta te hace.

Pues sí. Entre la amplia oferta en materiales diversos y de la variedad de zurullos como adorno que no os quiero ni contar, elegí y encargué una bandera en satén, modelo España Grande, que me viene al pelo.

Estoy deseando que me la entreguen para poder despertar cada mañana y recordar que esto no es una pesadilla, sino una realidad española y muy española. Ya solo me queda encontrar a alguien que me cosa una fundita a juego para la almohada-mariposa.