Pastora Soler: "Necesito no borrar los traumas para tenerlos cerca, como si fueran un manual de instrucciones que me guíen por donde no ir"

Madrid

Hace ahora dos semanas, los Premios Ondas otorgaban el premio a la Mejor Trayectoria Musical 2025 a Pastora Soler. Un premio que, como su libro, recientemente publicado, 'Cuando se apagan las luces, aparecen las estrellas', valora un tiempo dedicado a la música y la interpretación. El libro, a diferencia del premio, se fija, sin embargo, en la trayectoria menos deseada, la más oscura, la que un día le provocó un desmayo en un escenario, posteriormente le hizo olvidarse de las letras en los conciertos o quedarse literalmente muda.

Entonces dejó de cantar, colgó en las redes un comunicado despidiéndose de la música, hasta que un tiempo después (mucho más luminoso), tras regresar a un punto de inflexión que le marcó la vida, su dura historia con su representante, Luis Sanz, empezó a salir adelante y, pasados los años, escribir este relato tan personal.

"En los momentos de oscuridad es cuando he vivido los mayores procesos de aprendizaje. Esa es la razón de la escritura de este libro", sostiene Soler, quien además sobre el mismo añade que "este es el momento, la fecha redonda para publicarlo, al pasar ya ocho años desde que regresé a los escenarios, cuando veo todo lo pasado con cierta distancia", además afirma convencida "Necesito no borrar los traumas para tenerlos cerca y poder recordarlos"

¿Pero qué es lo que pasó el 8 de marzo de 2014 en Sevilla cuando se desmayó en un concierto? ¿Qué ocurrió para que Pastora Soler después de ese hecho y en conciertos siguientes solo quisiera ser Pilar Sánchez, su verdadero nombre?

En el viaje de su recuperación algunas claves. Representar a España en Eurovisión, lo que generó un grado de autoexigencia sobrenatural, que se acentuó cuando a su regreso del festival quiso asumir un cambio en su carrera, ahondar el pop y otros registros, dejando atrás el género de la copla. "El festival me permitió que otro público me conociera y allí fue cuando surgió una autoexigencia decidida por mí que no supe gestionar".

Y sin duda otro momento, que duró diez años, pero que se mantuvo presente en silencio en su trayectoria, fue cunado firmó con el gran representante del mundo de la copla, Luis Sanz (ya fallecido). Con él firmó su primer contrato con 15 años y con él estuvo hasta los 25, aguantando cosas que hoy hubieran sido inimaginables. "Él fue el que me descubrió -precisa Pastora-. En ese momento era el productor más importante, la mano derecha de Rocío Jurado, de Isabel Pantoja, de Lola Flores... Con lo que empezar una carrera con él lo era todo para mí".

Pastora Soler continua, ahondando en la parte menos luminosa y más tóxica de esa relación, señalando que "el problema es que tuve que hacer cosas con las que yo no estaba de acuerdo. Con quince o dieciséis años, que es cuando además te estás formando, él me exigía muchísimo, cosa como que cambiara mi aspecto físico, que tuviera determinadas relaciones sentimentales que favorecieran mi carrera, él quería controlar todo en mi vida... castigándome con comentarios como: "Estás gorda; opérate la nariz, estás muy fea"...

Ahora, pese a que puede aparecer momentos de alerta y alarma de vez en cuando, me siento absolutamente curada, y tengo esos traumas cerca, como si fuera el manual de instrucciones `que me guíen por donde no ir", concluye.