Una museógrafa: "La iluminación cambia totalmente una pieza"

Madrid

Entrar a un museo es a menudo una experiencia inmersiva, o al menos así debería ser. Desde el orden de las obras hasta la colocación de los extintores, todo en una exposición está calculado al milímetro para ofrecer la mejor experiencia posible a los visitantes. Myriam Rubio, museógrafa, es una de las personas encargadas de hacer que esto pase. Su empresa, Cuatroparedes, trabaja para las principales instituciones culturales españolas, desde el Museo del Prado hasta la Biblioteca Nacional.

En una entrevista en A vivir, Myriam Rubio cuenta cómo es el proceso. En primera instancia, el equipo se reúne con los contratistas para poner en común los contenidos de la exposición y qué quieren transmitir con ella. Una vez tienen claro el objetivo, en su taller empiezan a diseñar cada detalle, qué obras deben estar juntas e incluso el formato de texto que las acompaña. Sobre el texto, la museógrafa bromea diciendo que los maquetan "bonitos y que no se vean, para que no lo leáis muy bien".

Otra parte muy importante de su trabajo es la iluminación, porque "cambia totalmente una pieza y cómo se observa". Myriam Rubio asegura que "hay museos muy dotados de luz como el Museo del Prado o el Thyssen", y otros en los que es más complejo. Lo tienen tan estudiado que ellos ya saben exactamente a cuántos luxes pueden exponer cada pieza: "no es lo mismo un cuadro que puede ser iluminado a más luxes que un papel".

Al organizar el recorrido, no solo se centran en las obras; también tienen que pensar dónde colocar los extintores, la señalización de emergencia, e incluso el asiento para el guardia de seguridad. También son los encargados de hacer una de las propuestas gráficas para los artículos de la tienda de regalos. Entre las varias opciones, el comisariado o la dirección del museo seleccionan la definitiva.