Así le ha cambiado la vida a los ganadores del Gordo (incluso a los que estuvieron tentados de no compartirlo)

Madrid

Guillermo estaba arreglando una puerta en el establecimiento de té chino en el que trabaja en el centro de Madrid cuando salió El Gordo en 2023: "Pensé 'yo creo que tengo un número parecido a este', y bajé a mi mesa de trabajo y lo tenía ahí".

El establecimiento se llama T8 y Guillermo era el encargado de comprar ese año la Lotería de Navidad para el negocio. Teniendo en cuenta que el número de la suerte en China es el 8, tenían claro que cuantos más ochos, mejor: "Fuimos una compañera y yo y ella eligió un número pero dijo la lotera que solo tenía uno, así que le dije que me lo diera, que ya lo había visto. Mi compañera eligió otro y ocurrió lo mismo, así que también me lo quedé. Y ya final le pedimos directamente uno del que tuviera dos iguales".

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Uno de esos dos décimos que se quedó de más era el 88.008 y decidió compartirlo con su compañera de trabajo aunque, cuando llamó para avisarle del premio, ella ni sabía qué número era: "He de reconocer que pensé '¿y si no le digo nada? Ni se va a acordar' pero dije con esto hay que vivir toda la vida". Así que tomé esa decisión y no me arrepiento, estoy muy orgulloso".

"Nos convertimos en nuestros propios jefes"

Ese premio les cambió la vida a los dos: "En ese momento era gerente pero como el negocio me gusta y le veo futuro, usé parte de ese premio e invertí. Mi compañera y yo nos convertimos en socios. En vez de dejar de currar, nos convertimos en nuestros propios jefes".

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Ahora siguen trabajando en la misma marca pero "más desahogados y más cómodos". En estos dos años, han abierto un local más en Usera "que va muy bien". La empresa sigue creciendo: "Seguimos mejorando y la verdad es que que le vino bastante bien el dinero del premio y a nosotros también".

Cena en DiverXO, viaje a Nueva York y concierto de AC/DC

Además de convertirse en su propio jefe, Guillermo compartió con sus seres queridos algunos caprichos. Los que le iban pidiendo: "Con mi pareja nos regalamos una cena en DiverXO porque somos muy cocinillas y nos encanta la alta cocina. A mi madre le regalé la ilusión de su vida, que era un viaje a Nueva York y fui yo con ella a ver el encendido de luces del Rockefeller Center. A mi hermana y a mi padre les regalé unas entradas de conciertos".

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Recuerda que también reformaron la casa donde viven: "Tampoco se han hecho unos grandes dispendios. Pensé en comprarme una moto pero luego lo descarté porque no la necesitaba".

Una parte la invirtió directamente a fondo fijo: "Me cumplió a los seis meses y pensé 'menos mal que lo metí y no lo tenía' porque es verdad que si lo hubiera tenido en ese momento, me lo hubiera gastado impulsivamente en cosas". Y lo primero que se le viene a la cabeza es ampliar su colección de Lego: "Mejor que no hiciera porque tampoco tengo casa para meter todos esos legos".

"A mi compañera le he cambiado la vida"

La compañera con la que compartió el número es de Perú y lleva 20 años trabajando en España: "Es una persona que ha currado toda su vida y cuando se lo dije vino toda su familia y me daban besos y abrazos". Guillermo reconoce que eso también le ha marcado: "Es una persona a la que le has cambiado la vida".

La historia de Senén, el vendedor de lotería más gafe

Ella, que vivía de alquiler, consiguió comprarse una casa y ahora, como él, es socia en el negocio del té chino. Los dos viven con cierta calma: "Es verdad que El Gordo no te da para dejar de trabajar pero es verdad que te hace vivir la vida con una tranquilidad mucho mayor. Si me quiero ir a cenar un día me voy a cenar un día y no pasa nada. Es una garantía porque no sabes nunca la vida". Este año vuelven a tener su número acabado en 8.