Desgranando la polémica baliza V16: bulos y críticas legítimas al nuevo dispositivo obligatorio en carretera

Madrid

El próximo 1 de enero marcará un antes y un después en la señalización de emergencias en carretera. A partir de esa fecha, los tradicionales triángulos dejarán de ser obligatorios y serán sustituidos por la baliza V16, un pequeño dispositivo luminoso que deberá llevarse en la guantera del vehículo. No hacerlo podrá acarrear sanciones. Lo que podría haber sido un simple cambio técnico en materia de seguridad vial se ha convertido, sin embargo, en uno de los debates más encendidos en redes sociales y foros políticos, con acusaciones de control social, geolocalización masiva e incluso conspiraciones gubernamentales.

La medida no es improvisada. Los triángulos de emergencia fueron obligatorios desde el 1 de enero de 2004, durante el último Gobierno de José María Aznar. Hasta ahora, no llevarlos podía suponer una multa de 80 euros, aunque desde 2023 ya no eran obligatorios en vías de alta capacidad como autovías y autopistas. El motivo: evitar atropellos mortales de conductores que, tras una avería o accidente, salían del vehículo para colocarlos. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), cada año mueren alrededor de 25 personas en estas circunstancias.

Qué es la baliza V16 y cómo funciona

El periodista y subdirector de ElDiario.es, José Precedo, ha explicado en su Expediente Precedo de Hora 25 todo lo relacionado con este asunto. La baliza V16 es una luz de color amarillo, visible en 360 grados, que debe emitir de forma intermitente durante al menos 30 minutos. Su uso es sencillo: se activa desde el interior del vehículo y se coloca, preferiblemente, sobre el techo. La gran novedad es su conectividad: el dispositivo se conecta a la plataforma DGT 3.0 para enviar la ubicación del incidente en tiempo real y alertar al resto de conductores a través de navegadores y paneles informativos.

Desde el 1 de enero, habrá dos tipos de sanciones. No llevar la baliza en el coche supondrá una multa de 80 euros, sin pérdida de puntos, la misma cuantía que antes se aplicaba por no llevar triángulos. Pero si, en caso de emergencia, el conductor no señaliza la incidencia con la baliza, la sanción ascenderá a 200 euros, como ya ocurría cuando no se colocaban los triángulos.

Críticas técnicas y falta de información

Más allá de la normativa, existen críticas técnicas legítimas, ha asegurado Precedo. Algunas asociaciones de consumidores, como FACUA, denuncian la falta de campañas informativas claras y advierten de la venta de dispositivos con el logo de la DGT que no están homologados y no servirán legalmente. También hay dudas sobre su visibilidad real y sobre si debería convivir con los triángulos en lugar de sustituirlos.

Incluso el sindicato de la Guardia Civil AUGC ha mostrado reservas: consideran que la baliza puede ser menos visible que las luces de emergencia del propio vehículo y que reduce el tiempo de reacción de otros conductores, ya que los triángulos se colocaban a 50 metros y permitían advertir antes del peligro, especialmente en curvas.

El «Gran Hermano»

Sin embargo, el núcleo de la polémica no está en el debate técnico. Como ha explicado Precedo, en redes sociales y en algunos medios se ha extendido la idea de que la baliza es un instrumento de vigilancia masiva, un «Gran Hermano» para controlar a los ciudadanos. Precedo ha afirmado que esto es falso, ya que la baliza no está asociada a una matrícula, a un vehículo concreto ni a una identidad personal: únicamente comunica un punto kilométrico.

También circula el bulo de que se trata de un impuesto encubierto o de que los conductores extranjeros no estarán obligados a cumplir la norma. Para el periodista, ninguna de las dos afirmaciones es cierta. La DGT no recauda nada con la venta de estos dispositivos y la normativa europea permite a cada país usar su propio sistema de señalización sin sanciones cruzadas.

La contradicción política

El debate ha llegado también a la arena política. En plena campaña electoral en Extremadura, dirigentes de Vox acusaron al Gobierno de utilizar la baliza para geolocalizar a los ciudadanos. Una crítica llamativa si se tiene en cuenta que hace apenas seis meses el propio partido defendía la V16 como una "tecnología innovadora". En junio, una proposición no de ley impulsada por Vox en el Congreso apostaba por campañas de concienciación y por el uso de balizas V16 y otros dispositivos conectados a la plataforma DGT 3.0. Precedo ha explicado que la iniciativa fue aprobada y la nota de prensa sigue publicada en su web.