De la curiosidad al consumo: ¿quién decide tus nuevas aficiones?

Madrid

Si te vas a quedar calvo o no, la genética nos dice que depende más de los genes de tu madre que de los de tu padre. La forma de tu mandíbula o tu nariz, más de tu padre. Es la herencia genética, pura y dura. Pero las pasiones, las aficiones, los gustos… eso no va escrito a fuego en el ADN. Es una herencia cultural o social. Lo explica la psicóloga Elena Daprá: "El contexto en el que nos educamos es lo más importante. Si un niño crece en un hogar donde la música, la lectura o la pintura son parte de la vida cotidiana, es mucho más probable que una pasión esté vinculada a esos estímulos", dice Daprá.

Esas pasiones hay que construirlas, cultivarlas… Pero ¿qué pasa cuando, de repente, llega una edad y descubres que te gusta pintar? ¿O cantar? ¿O hacer crossfit?

Para Elena Daprá, “descubrimos pasiones a lo largo de toda la vida, eso es verdad, y cada etapa vital nos ofrece intereses distintos. Cuando tienes 30 o 40 años te das cuenta, ¿no? Lo que nos atraía a los 20 años por supuesto no es lo mismo que lo que nos atrae a los 50, porque cambian nuestras necesidades emocionales y nuestra mirada hacia el mundo”.

Unas pasiones que, a los 40 o a los 50, incluso pueden excitarnos más que a los 20. ¿Por qué?

“El cerebro es un explorador nato. Cada pasión nueva activa el sistema de recompensa y nos da energía vital. Cuando descubrimos algo nuevo que nos apasiona, en el cerebro se activan circuitos relacionados con la dopamina, el neurotransmisor del placer y la motivación”, explica la psicóloga.

¿Por qué algunas pasiones se transforman?

Aunque a todos nos ha pasado: algo nos entusiasmaba mucho un tiempo… y luego un poco menos. O nos hemos cansado. O saturado, si esa pasión está relacionada con nuestro trabajo.

“Una pasión puede transformarse, pero nunca desaparece. Lo que cambia es nuestra manera de vivirla: puede quedarse como un interés mucho más sereno, mucho más tranquilo, o abrir puertas a otras aficiones nuevas”, asegura Daprá.

Las pasiones que provoca el capitalismo

Esa nueva pasión que descubrimos, esa afición que (lo más probable) nos lleva a gastarnos euros y euros en ella… ¿es totalmente genuina? Diana Gavilán, profesora de Marketing en la Universidad Complutense de Madrid, lo explica: “El inicio de estos procesos suele ser debido a algunos consumidores muy innovadores, a los que se les ocurre una nueva pasión o afición”, dice Gavilán.

El origen es una curiosidad real, no condicionada… Pero ahí están las marcas para olfatear ese rastro: “Los profesionales de marketing identifican rápidamente estas pequeñas tendencias que emergen en el mercado. Automáticamente las marcas se activan y empiezan a diseñar productos o soluciones en relación con esa tendencia que ofrecen a los consumidores”, añade.

Y claro, cuando ves que todo lo que te rodea, que todo el mundo habla de esa nueva afición… al menos te lo planteas: “En los humanos, por el mero hecho de que algo sea enormemente familiar, hace que te guste. De manera que estas aficiones iniciales que no te interesaron ahora se han vuelto tan familiares que ya no las miras con malos ojos y entonces sí te planteas que tal vez te apetece probar”, concluye Gavilán.