Compartir piso a los 72 años por no poder pagar el alquiler: "He perdido parte de mi libertad"

Este 2025 termina constatando que el problema de la vivienda es uno de los más graves que sufre España. Dos datos publicados este lunes, 29 de diciembre, reflejan la magnitud de la crisis a la que nos enfrentamos. El primero es que el precio de la vivienda ha subido un 13% este año. Desde la burbuja, no se veía una velocidad de crecimiento así.

El segundo es que la oferta de pisos compartidos ha crecido un 50% este año porque mucha gente no puede pagar el alquiler de un piso entero. El alquiler de habitaciones, de hecho, se ha disparado ante el aumento de los precios de los pisos de alquiler. Y este problema no afecta solo a la juventud, sino que se extiende transversalmente por toda la sociedad.

La mayor parte de la población que vive de alquiler en las grandes ciudades está compuesta por adultos de entre 30 y 65 años. Es una de las principales conclusiones del informe El auge del rentismo y la factura urbana global del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA). En el caso de la capital de España, ya hay más inquilinos que tienen entre 35 y 64 años —53% del total— que menores de 34 años —36% del total—. Algo parecido ocurre en Barcelona, donde el 45% de quienes viven de alquiler forman parte del primer grupo.

Miguel Ángel es una de esas personas mayores que se han visto obligadas a compartir piso. En su caso, en Sevilla. A sus 72 años, ha tenido que tomar la decisión de alquilar una de las habitaciones de su vivienda a un joven de 24 años "porque la economía me obliga", como reconoce a José Luis Sastre en Hoy por Hoy.

Hace tres años, cuando se separó, Miguel Ángel buscó varias viviendas para mudarse. Entonces tuvo la opción de elegir entre varios pisos y todos a un precio razonable, aunque recuerda que ya se enfrentó a un casting "el primero que pasé en mi vida". Al final, eligió un piso de 90 metros cuadrados, vacío, sin muebles en la periferia del casco urbano de Sevilla por el que pagaba 660 euros.

Un precio aceptable para su pensión, según señala, que no es la máxima, pero no es la mala, "de unos 2.000 euros". Sin embargo, tres años después, empieza a ver cómo esa pensión no es suficiente para afrontar lo que paga por el piso más los gastos de una vida diaria. Y es que el alquiler le ha subido casi un 25% desde 20222, lo que hace que pague cerca de 1.000 euros.

Con la gracia andaluza que caracteriza a muchos sevillanos, Miguel Ángel indica que su casero es "un pequeño propietario que tiene como unos 5.000 o 6.000 pisos". Es decir, que sufre la presión de un gran fondo con el que no puede negociar. Por eso, y ante la presión económica, decidió compartir piso. Antes, Miguel Ángel valoró cambiar de piso a otra zona. "Pero no hay más, no hay posibilidad de elegir", resume.

¿Y cómo se decidió a compartir piso? "Es una decisión como plantearte si te casas o no", explica. Y va más allá: "Es perder una parte de mi libertad", y lo ejemplifica, con su gracia característica, con el hecho de que ya no puede ir desnudo por su casa. Su compañero de piso des un joven de 24 años, cocinero, que sufre el problema de la vivienda más todavía, porque apenas cobra algo más que el salario mínimo, unos 1.200 euros.

Ambos tienen una cosa clara, y es que "si quieres seguir manteniendo un poquito de calidad de vida, no puedes vivir solo y pagar tú alquiler y la luz". No hay otra explicación, como termina la entrevista.