De las teorías de la conspiración a la manipulación neurotecnológica: ¿a quién creeremos dentro de 100 años?
Entre el periodismo, la ciencia y la ficción, el segundo episodio de '2124' mira al futuro con científicos, religiosos, periodistas y filósofos para averiguar si dentro de un siglo sobrevivirán las verdades colectivas y dónde las encontraremos
E02 | ¿A quién creeremos dentro de 100 años?
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Madrid
En 2024, para comprender la vida, mucha gente ha dejado de lado la fe religiosa, pero se duda también de la ciencia, de los políticos, de las instituciones, de los medios y de la verdad misma, que puede manipularse utilizando inteligencia artificial. Ante este panorama, el segundo episodio de 2124, la serie de reportajes en los que intentamos imaginar cómo será la vida dentro de cien años, se pregunta: ¿a quién creeremos?
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Entre el periodismo, la filosofía y la ciencia, con un guiño a la ficción a cargo del escritor Juan Tallón, el programa plantea las incertidumbres del futuro a expertos en tecnología como el neurobiólogo Rafael Yuste, de la Universidad de Columbia. El impulsor del proyecto BRAIN confía en poder aumentar las capacidades del cerebro humano y así acabar con algunos problemas sociales, una línea de esperanza en la que se sitúa también la profesora de la Universidad de Virginia y experta en datos Renée Cummings, que cifra en la inteligencia artificial su fe en un futuro de mayor equidad y bienestar para todos.
La fe en la capacidad científica del ser humano, sin embargo, se derrumba en el cerebro de otras personas seducidas por pintorescas teorías de la conspiración, por ejemplo, que suponen un caso de estudio peculiar para filósofos y psicólogos: ¿qué lleva a algunas personas a desconfiar incluso de los grandes consensos científicos, construidos a base de prueba y error durante siglos? ¿Acaso la ciencia merece estos niveles de escepticismo?
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Para el filósofo de la ciencia Peter Godfrey-Smith puede que la ciencia deba hacer un esfuerzo por alejarse de las modas y de la propaganda, en este momento en el que ninguna institución se libra de tener problemas de imagen. Tampoco la prensa. Según el periodista Alan Rusbridger, director del diario The Guardian durante dos décadas, "la idea del criterio está desacreditada", entre otras cosas porque las redes sociales permiten que todo el mundo tenga una voz, diga lo que diga esa voz.
¿Creeremos en dios? ¿Creeremos en nuestros padres? ¿Creeremos solo en lo que nos convenga? ¿Creeremos en lo que vean nuestros ojos, aunque lo que vean lo haya imaginado un algoritmo? El segundo episodio de 2124 se pregunta si dentro de cien años sobrevivirán las verdades colectivas y dónde las encontraremos.
